By Guillermo Cherashny
El descubrimiento de Vatayón Militante y la agresión al equipo de Jorge Lanata por el ejército privado de Milagro Sala en Jujuy son demostraciones de que el cristinismo se inclina a quebrantar una de las últimas barreras constitucionales, como es no permitir que grupos facciosos le arrebaten al Estado el monopolio de la violencia. El caso de Jujuy es particularmente grave, porque las diez personas, aparentemente encargadas de dar seguridad, que golpearon al equipo de producción de Lanata y le robaron material fílmico, estaban vestidas con uniforme caqui, lo que indica un estado de militarización. Menos claro todavía son los procedimientos seguidos por el Vatayón Militante, en el que se va comprobando que La Cámpora utiliza delincuentes. Los casos más sonoros corresponden a asesinos piromaníacos, violadores o barras bravas. Nunca alcanzarán las explicaciones sobre supuestas autorizaciones para asistir a eventos culturales.
A estos casos de violencia actual o potencial se suman los nuevos episodios de censura como el que tuvo por víctima a Cristian Sanz en C5N. Otro caso es el del Patón Basile, el boxeador moyanista prohibido por Julio de Vido en Show Match. Todo esto hace verosímil que el cristinismo esté agazapado esperando el 7 de diciembre, cuando caerá la medida cautelar que impide que se la aplique la ley de medios con todo su rigor al grupo Clarín, para conseguir que haya menos voces críticas de la presidente.
La calle a cualquier precio
El oficialismo espera que la economía mejore en el segundo semestre pero, si por el contrario se afianzan los síntomas de estanflación, el año que viene probablemente habría un crecimiento raquítico del 2%. Con un clima social agitado, las movilizaciones de la CGT Azopardo tendrían entonces un rol central. De ahí que una nueva versión indique que entre los planes de La Cámpora estaría la creación de grupos de choque capaces de enfrentarse en la calle con los experimentados camioneros. Los mismos estarían compuestos por gente aguerrida y curtida que les dé a los jefes de La Cámpora la fuerza que hoy no tienen. Por ejemplo, días atrás, en el acto de José C. Paz al que asistió CFK, la barra de Mario Ishii corrió a trompadas a los camporistas de un lugar privilegiado.
Hasta ahora el gobierno se conformaba con presionar económicamente a la prensa independiente y también censurarla continuamente. Ahora se corrió ese límite y empezaron las agresiones físicas, lo cual es sumamente grave.
lunes, 6 de agosto de 2012
¿Se están formando fuerzas de choque para enfrentar al moyanismo?
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