miércoles, 12 de diciembre de 2012

ACREDITACIONES.





DEL BLOG DE MÁXIMO


miércoles, 12 de diciembre de 2012


El lío de las coimas en las acreditaciones de las Universidades de mentira y de verdad, está que arde. Una de las últimas victimas de cometer el delito de “haber estado ahí”, y que por lo tanto “tendría que haber sabido lo que pasaba”, ya que me imagino es totalmente inocente porque el gobierno lo respalda, es el actual ministro de in-justicia, Teodoro Ribera.


Ribera tiene los días o las horas contadas como ministro de in-justicia, ya nada lo puede salvar de la desgracia de “haber estado ahí” cuando pasaban cosas que según unos son delitos y según los otros son cualquier cosa menos delitos.


A Ribera por supuesto, hay que agregar una larga lista de propietarios, directores, rectores y “personeros” de Universidades públicas, privadas, laicas, confesionales, de izquierda, de derecha, antiguas y de las nuevas, acreditadas a la mala, a la carrera, a la chilena, al peo, por debajo de la mesa, y entre gallos y medianoche, que están en la misma situación, pagando el pato de algo que todo el mundo sabía, de lo que todos lucraban, y de lo que por supuesto, nadie hablaba. Lo mas curioso de todos esto, es que todos estos personajes se sentían tan habituados a ejecutar estos “actos de tipo administrativo que buscan agilizar y perfeccionar el intercambio de bienes, asesorías y servicios”, que se mandaban emails para “intercambiar opiniones” al respecto.


-¿Y?. ¿Me depositaste?.
-Si compadrito, esta mañana.
Ah, que bueno. Oye, y no conoces a alguien que necesite alguna peguita, dile que doy factura.
-Mira, tengo un conocido, lo voy a llamar.
-¿A cuanto la acreditación?
-A 60 palitos nomás, estamos en liquidación.


El ex presidente de la CNA, Luis Eugenio Díaz, quien por estos días es el centro de la polémica, acreditador compulsivo, asesor de los más variados temas, pedidor de favores de distinta índole, y apitutado vitalicio, está abriendo el tarro, caiga quien caiga.


Por su parte, el hasta ahora, ministro de in-justicia, me emocionó hasta las lágrimas, me dejó la piel de gallina, me tocó el corazón, y me conmovió hasta la médula, al declarar: “Me arrepiento de no haber tenido mayor sensibilidad, pero me era imposible saber en ese momento que una persona que representaba la fe pública y la credibilidad en materia académica y que tenía el pergamino, además de ser parte del Instituto Nacional de los DD.HH., pudiera estar involucrado en lo que se le imputa”.


Oscar para el ministro.


Como vemos, aquí cada uno hace lo que puede para salvarse. Coimero que arranca, sirve para otra acreditación.

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