miércoles, 12 de diciembre de 2012

CONVERSACIÓN TELEFÓNICA ENTRE CAMILA VALLEJO Y GUILLEMO TEILLIER







Eric Villena D. Despiertachile.cl


Camila: ¡Aló! ¿Con el compañero Sebastián Larraín?
Teillier: ¡Compañera Camila, no uses el nombre falso que me puse cuando interné el armamento y el material de guerra deCarrizal Bajo!

Camila: Pero compañero, que se preocupa si la justicia ya lo absolvió…

Teillier: Sí, felizmente porque gracias a nuestros Jueces pudimos cubrirnos con la prescripción, pero recuerda que ahora soy Honorable Diputado de la República y debo tratar que nadie recuerde mi pasado terrorista…



Camila: Já, já, já…, Me hizo reír con la “prescripción” acordándome que los milicos nunca consiguieron que se les aplicara. Compañero Teillier, pero usted no tiene la exclusiva, hay muchos compañeros terroristas que están con usted en el Parlamento y recientemente el compañero César Bunster lo eligió la democracia como flamante Concejal de Puente Alto.



Teillier: Bunster es menos conocido y ya nadie se acuerda que fue uno de los Jefes del FPMR en el atentado donde ajusticiamos a 5 escoltas de Pinochet, dejamos 12 lisiados y estuvimos a punto de mandarlo a él al otro mundo.

Camila: Conforme compañero, pero hay personas más importantes que usted compañero y no se cuidan tanto.



Teillier: ¿Cómo quién?

Camila: No se haga el leso pues Jefe. ¿No se acuerda de Jorge

Salas, el compañero de la Dirección Nacional del FPMR, cuando era pareja de nuestra “gordi”?



Teillier: Compañera Camila, hay cosas que no es bueno comentarlas por teléfono y en la época que vivimos debemos renegar de ellas en beneficio de lo que estamos haciendo y logrando. Jorge Salas era el nombre falso que usaba cuando se le hizo el atentado a Pinochet, pero él actualmente es un respetado ciudadano que usa su nombre real, Alex Vojkovic.



Camila: Pero, si César Quiroz, nuestro vocero del Frente, haga memoria que se fue con el carrete completo y en una conferencia de prensa que dio en Mayo del 2006, contó todo el pasado terrorista de nuestra Michelle en el FPMR, su misión como médico para atender a nuestros posibles heridos, etc. Si la noche previa dormía con su “pierna”, Jorge, perdón Alex…



Teillier: Camila…, Camila…, hay que saber guardar silencio y sobre todo en los momentos en que debemos hacerlo. Que te sirva de ejemplo como nos manejamos discretamente con los compañeros que mandamos a instruir militarmente por nuestros socios de las FARC y que pese a que nos pillaron, libramos “piola” y nunca nos pudieron probar nuestra infiltración y planificación en la Araucanía con los mapuches.



Camila: Tengo que reconocerle la habilidad con que se maneja, Jefe: Consiguió ponerle el nombre de la compañera Gladys Marín a una calle, tiene el apoyo incondicional de Hugo Chávez, rescató de la Cárcel de Alta Seguridad a los compañeros que “ajusticiaron” al Senador Jaime Guzmán, y los mantiene intocables en el extranjero; Piñera, no hay viaje ni reunión a la que no le invite y hasta al viejo Aylwin lo tiene comiendo en la manito y declarando a favor del PC, después que él fuera nuestro sepulturero en 1973. ¡Cuándo nos íbamos a imaginar estar en pacto hasta con los DC!



Teillier: Que bueno que percibas y des esos ejemplos, recuerda que tú eres parte de la sabia renovadora de nuestros cuadros, que llegaras muy pronto al Congreso Nacional con el apoyo de la masa trabajadora chilena que todavía nos sigue y que debemos seguir manipulando. Por eso, tenemos que ser cuidadosos, por ejemplo, no puedes estar viajando seguido a Cuba, a ver a nuestro gurú Fidel y mandarte las desatinada declaraciones que solamente te las aplaudo yo y la Directiva del PC, que somos los únicos que todavía lo admiramos.



Camila: ¡Es que yo soy un monstruito en desarrollo, y todavía me duele la caída del muro de Berlín!



Teillier: Te entiendo…, te entiendo, pero ya vez que logramos traer a Chile a Erick Honecker, lo recibimos como un héroe, pese a que todos sabíamos que era un asesino y, a su viuda, la tenemos acá siempre invitada en primera fila en todos nuestros actos.



Camila: ¡Compañero! ¿Qué pasa con la exhumación de Neftali Reyes?

Teillier: De Pablo Neruda querrás decir…



Camila: Bueno, ¿en qué quedamos? ¿No me está diciendo que debo usar los nombres verdaderos?



Teillier: ¡Puchas que eres hinchadora! Cáptame, cabrita…



Camila: Pero, ¿qué pasa con la exhumación?



Teillier: La idea es que podamos montar un show similar al que hicimos con Allende y ojalá nos resulte, para poder tener varios funerales a los que haríamos participar a nuestros “ingenuos”, perdón, a nuestros “compañeros correligionarios” que están trabajando muy bien, tienen legalizadas las funas, las molotov, los pasamontañas. A carabineros los tenemos arrodillados. Me muero de la risa cuando se sacan las capuchas y se ponen un casco de “observadores de los DDHH.” A los pacos los tenemos locos, todas las semanas conseguimos que a un par los den de baja.



Este diálogo telefónico se interrumpió y me vi envuelto en un nuevo funeral de Pablo Neruda, apoteósico, interminable y que culminaría en su casa en la playa. Yo era parte de este sepelio, incluso llevaba el cajón, pero felizmente me tropecé, lo que me hizo despertar abruptamente y sentarme en la cama, empapado en sudor y profundamente agitado de estar participando en estas exhibiciones que ya conocemos. El tropiezo lo atribuí a que el ataúd no era muy liviano: Neruda era bastante pesado;

pasó a la historia por su poesía, pero por su opción política y su tono de voz no habría llegado a ninguna parte.

Después de beber de un vaso de agua, que siempre dejo en mi velador, me hice la promesa que traspaso a mis amigos lectores: ¡Nunca hay que dormirse estando recién comidos porque nos exponemos a tener este tipo de pesadillas que les acabo de narrar!


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