martes, 25 de diciembre de 2012
¿Quién Fue Atilio Zambrano?
Nadie. Tuvo la mala idea de morirse cuando los guerrilleros marxistas le dispararon tiros de escopeta en Cañete, el 20 de diciembre. En un primer momento el flamante Ministro del Interior, Andrés Chadwick, anunció viaje a la zona, pero se arrepintió. Seguramente le dijeron que el que había muerto era "de este lado", y eso no importa. A los de este lado, "que se los coman los perros". Por algo la Corte Suprema dejó libre al autor del homicidio frustrado de un carabinero. Pues los carabineros son de "este lado" y eso no amerita condena en el Chile actual.
Pero ahora Chadwick tuvo que ir a la Araucanía, cuando la guerrilla marxista incendió las casas del fundo de Pío Seco, aunque sólo hirió a éste. Claro, los extremistas quemaron a los perros vivos dentro de las casas y eso, parece, es más grave que matar a Atilio Zambrano.
Pero el consultor de DD. HH. Marcelo Elissalde, que es de "este lado", se dio cuenta de que el mismo día en que mataron a Atilio Zambrano, el Ministerio del Interior sí se movilizó para presentar una querella: la entabló por el "homicidio calificado" de Miguel Enríquez el 3 de octubre de 1974. ¿Caso prescrito, amnistiado, cubierto por la cosa juzgada y que ni siquiera es considerado una violación de derechos humanos por el Informe Rettig? ¿Y qué importa todo eso, si le da dividendo político al Gobierno? Pues la finalidad última y fundamental de este gobierno es que quien lo preside "quede bien" con la izquierda. Ese es un antiguo complejo democratacristiano y Piñera, naturalmente, lo tiene. Nada de lo demás importa. Si matan a Atilio Zambrano, bueno, lo mató la izquierda y si el Gobierno está bien con la izquierda Piñera "queda bien". Eso es lo que importa.
En la Araucanía han tenido lugar este año 280 atentados terroristas como ése. Chadwick ahora viajó a la Araucanía para presentar una querella a raíz del caso 281, el de Pío Seco. ¿Se funda la querella en la Ley Antiterrorista? No, es sólo por incendio y porte ilegal de armas. La Ley Antiterrorista molesta mucho al Partido Comunista y este gobierno quiere ser amigo de éste. Le cedió gratuitamente el Estadio Nacional para celebrar sus cien años (uno por cada millón de muertos) y antes entregó por veinte años, también gratuitamente, el local estatal donde funciona el Museo de la Memoria Marxista.
"Si nos vuelven a tocar, vamos a actuar", dijo un agricultor del sur, vecino de Pío Seco. Pero todos sabemos que no es cierto. Si alguien en Chile actúa contra la guerrilla marxista, el Gobierno se le viene encima con todo. Y como la justicia está dominada por la izquierda, lo van a condenar. Porque aquí, desde los anteriores gobiernos de la Concertación, todo se ha dado para proteger al delincuente, en particular si es terrorista de izquierda, pero no a la víctima. Los jueces de izquierda llaman a eso "altos estándares": son tan altos que los dejan libres a todos. ¿Hay algún preso en el "caso bombas"? Ninguno, salvó el que perdió las manos al estallarle una entre ellas, que está en su casa y no condenado por terrorismo, porque los jueces de izquierda declararon no estar probado que hacer estallar una bomba atemorizara a la población, requisito para que un delito sea considerado terrorista. Y Niemeyer, bondadosamente condenado a prisión domiciliaria por haber puesto una bomba en el mausoleo de Jaime Guzmán, desapareció y está libre. Como todos los responsables del asesinato de Jaime Guzmán. Porque el gobierno argentino da asilo a Galvarino Apablaza, el jefe de sus asesinos. ¿Reciprocidad? No, molestaría a la izquierda, así es que el gobierno chileno le negó el asilo al juez argentino Otilio Romano, requerido por Cristina y su justicia de izquierda como "violador de los derechos humanos" por aplicar la prescripción y exigir "altos estándares" a las querellas de los izquierdistas de allá.
Todos saben que la guerrilla marxista del sur no tiene realmente que ver con los mapuches. De diez asaltantes del fundo de Pío Seco, dos eran mapuches. Entre los otros había tipos altos y de ojos claros. Pero nadie los va a perseguir y, si alguno tiene la infinita torpeza de dejarse atrapar, la justicia de izquierda lo va a dejar libre gracias a los "altos estándares" y la izquierda comunicacional e internacional va a aplaudir.
Hace unos días leí una entrevista del antecesor de Chadwick, Hinzpeter, destituido, tal como Ribera, por Carlos Peña, quien, como es de izquierda, dicta pautas a Sebastián Piñera. Decía allí Hinzpeter, aparte de cosas propias de su cerebro lavado, como que había sido "doloroso para personas de derecha haber formado parte de un gobierno que violó los derechos humanos" y de explicar por qué contrataba a los Quilapayún e Illapu y no a los Huasos Quincheros, que había sido "muy fuerte" para él enviar fuerzas a Aysén (donde los alzados se habían tomado todo ilegalmente, con éxito, porque al final les concedieron todo); y finalmente, en la misma entrevista, Hinzpeter "dijo la firme": "Pero en ningún caso hemos terminado en tragedias de verdad". Eso lo explica todo.
Para Atilio Zambrano, fue "tragedia de verdad" que lo mataran; para Pío Seco, fue "tragedia de verdad" que le quemaran su casa y todo lo que tenía adentro, incluyendo sus perros, pero para el Gobierno de Sebastián Piñera no, porque la única "tragedia de verdad" sería que cayera un guerrillero marxista. Es que entonces los comunistas le gritarían "asesino", funarían sus constantes apariciones públicas y lo podrían transformar en un González Videla o un Pérez Zujovic, con quizás qué consecuencias.
¿Quién fue Atilio Zambrano, entonces? En el Chile de hoy, nadie. Su muerte no importa. En nada empaña la imagen de Sebastián Piñera, que es lo único que vale bajo el gobierno actual.
Publicado por Hermógenes Pérez de Arce
miércoles, 26 de diciembre de 2012
DEL BLOG DE HERMÓGENES
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