miércoles, 9 de enero de 2013

ARAUCANÍA: TODA LA VERDAD




Gonzalo Rojas
Miércoles 09 de Enero de 2013

Araucanía: toda la verdad




Apenas 36 horas antes del criminal atentado contra el matrimonio Luchsinger-MacKay, se afirmaba en este mismo espacio que, en La Araucanía, "el sentido común indica que debe haber un gran acuerdo pacificador al que concurran todos".

¿Todos? Pero, en este caso, ¿quiénes son todos? Todos son... los buenos y los malos.

La sociedad chilena ya se ha formado una impresión de quiénes son los unos y los otros, pero para establecer con total claridad esa distinción, hace falta una reunión abierta y prolongada de quienes dicen tener interés en el tema.

Si el 2011 algunos jóvenes pedían televisación para sus reuniones con el ministro de Educación -y era uno más de sus despropósitos-, no cabe duda que ahora la enorme gravedad de la situación requiere de una completa transparencia sobre lo que se discuta.

Hay que sentarlos a todos y con publicidad. No basta el diálogo entre el Gobierno y los partidos.

Deben comparecer los representantes de la CAM, los del Consejo de Todas las tierras, los líderes de comunidades violentistas, las ONG involucradas en la zona, el Partido Comunista, los profesores universitarios indigenistas, los funcionarios del Instituto de Derechos Humanos, los parlamentarios de la Concertación, los representantes mapuches ante la Confech, los redactores de Le Monde Diplomatique...

En una palabra, todos los que enfrentan la situación en términos de conflicto, de lucha de clases, de rebelión de los grupos subalternos o de odio ancestral.

Quien mejor ha entendido la existencia de esta Internacional por la Araucanía es el ministro Larroulet. No le ha faltado valentía para declarar que "estos grupos radicales son poderosos, tienen nexos internacionales, cuentan con recursos y tienen apoyo de sectores dentro del país", a lo que agregó que "han sido entrenados por organizaciones terroristas, en algunos casos desde el extranjero, en otros casos por organizaciones terroristas que estuvieron muy presentes en el país en las décadas pasadas".

No hay mucho donde escoger. Para los primeros, las FARC y Sendero Luminoso; para los segundos, el MIR, el FMR y los grupos anarquistas. Y detrás, las estrategias abiertas y declaradas del chavismo a través del Foro de Sao Paulo.

Por eso, hay que sentarlos a todos a la mesa, para que digan ante el país completo, en vivo y en directo, qué es lo que quieren; quizás ahí sea evidente que algunos están dispuestos a seguir mintiendo y matando, o quizás recapaciten y renuncien abiertamente al crimen.

Y hay que sentar a todas esas gentes con los gremios de la zona, con los parlamentarios de la Alianza, con los ministros de Estado, con las familias de las víctimas de la violencia, con los rectores de las universidades regionales, con los directores de los medios locales, con las otras ONG, con los profesionales mapuches, con las autoridades policiales, con los pastores de todas las confesiones, con las juntas de vecinos.

Y a hablar se ha dicho. Hasta que salgan las palabras del fondo del corazón, ahí en una mesa de diálogos y ante todo Chile. Ese sí que es reality .

Porque resulta una broma que el presidente del PS alegue que hay "un déficit en el trabajo de inteligencia política y policial... que hay una tarea pendiente", cuando es evidente que todas las izquierdas juegan al ocultamiento de sus verdaderas intenciones en la zona y en nada colaboran con las tareas de investigación.

Pero también es penoso que habiendo cambiado los enfoques de la Agencia Nacional de Inteligencia, no se haya logrado su objetivo más propio: entender al detalle lo que está pasando y sugerir medidas exitosas para enfrentar la crisis.

¿Qué ley hay que aplicar? Depende. Antes que eso, la verdad, la verdad completa.




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