jueves, 27 de junio de 2013

¿ ARDE SANTIAGO ?






1
¿ARDE SANTIAGO…?

Esta es la pregunta que se deben haber hecho esta mañana quienes están detrás de la anarquía que dominó hoy a la capital de Chile, mientras era objeto de una operación de interdicción de sus principales vías de comunicación, expresada a través de barricadas y miles de bombas molotov lanzadas por grupos de encapuchados, perfectamente coordinadas entre sí. Entretanto, las desgastadas fuerzas de Carabineros corrían de un lado a otro, limitadas a reaccionar ante esta verdadera “toma” de la ciudad, demostrando con su tardía intervención la falta de la necesaria labor de inteligencia que caracteriza a nuestro país, aquejados sus sucesivos gobernantes por el “complejo militar”.
De poco sirven las oficiosas declaraciones del Ministro del Interior, cuando se sabe de antemano que sus amenazas jamás llegarán a concretarse, dejando –como siempre− en absoluta impunidad a los autores de desmanes y ataques a las fuerzas del orden y al patrimonio de la comunidad. Tampoco sirven las disculpas que tratan de justificar la inacción judicial con la falta de leyes que aumenten las penas a los delincuentes, sabiéndose que las que hay tipifican claramente las conductas delictuales a ser perseguidas. De ello es posible inferir que lo que ha faltado siempre es tan solo la VOLUNTAD de actuar en contra de los delincuentes, sumada a una mínima eficacia policial que permita demostrar su culpabilidad.
¿Cuál puede ser la razón para esta debilidad tan arraigada en las autoridades de nuestro país? Al parecer de un simple ciudadano, ello corresponde tan solo a la forma de ejercer la responsabilidad del cargo por parte de los que detentan el poder. Es ese estilo en cuestión el que ha venido por años debilitando las estructuras del poder institucional de Chile, transformando a las autoridades en meros canalizadores de lo que dicen que piensa o desea la mayoría. Como ya se ha dicho en reiteradas oportunidades, las autoridades han preferido por largos años gobernar para las encuestas más que para cumplir con su deber constitucional.
Hoy, la violencia está alcanzando niveles inéditos para nuestra República, solo comparables con los hechos que vimos en los años 70, cuando las hordas “populares” salían con palos y piedras a manifestar sus amenazas de odio hacia quienes tenían un poco más. La motivación de ahora no parece estar relacionada con carencias económicas, si no que más bien con exigencias poco claras, de corte simplemente anárquico. ¡Como si la increíble mejoría del bienestar conseguida en estos años les provocara un resentimiento mayor que cuando no tenían nada!.
Se escuchan muchas ideas y justificaciones respecto de la motivación subversiva que hoy observamos en las calles, no solo en Chile, si nó que también en otros países que al igual que nosotros se acercan rápidamente al nivel de país desarrollado. Tal es la similitud en la falta de motivos claros que da para pensar que no se trata de una simple coincidencia y que podríamos estar frente a una gran operación política, orquestada desde las raíces del marxismo gramsciano, con el propósito de recuperar protagonismo, poniendo de rodillas al capitalismo antes que éste logre ofrecer a sus cultores una situación de bienestar que los aleje definitivamente de la ideología
2
revolucionaria. En este “ahora o nunca”, los chilenos llevamos las de perder, debido fundamentalmente a nuestra tradicional pasividad frente a los que imponen cambios violentos, pero también debido a la falta de liderazgos fuertes, dotados de una real capacidad para enfrentar lo que se hace parecer como inevitables demandas del pueblo.
No se trata tan solo de imponer la autoridad por la fuerza. Se requiere un cambio profundo en nuestra sociedad que devuelva el respeto por el orden y el temor a violar la Ley, propósito fundamental del ordenamiento jurídico que establece las conductas delictuales y sus penas. Hoy, vemos con estupor que la juventud no teme a la Ley y no respeta a la Autoridad, sin comprender los roles que a ésta le compete y las obligaciones que a ellos les corresponde como ciudadanos de este país. ¿Cómo podrían comprenderlo si hay autoridades políticas, educacionales y morales que avalan sus conductas, sin representarles lo errado que ellas pueden ser?
Los orígenes de la violencia política y delictual que hoy observamos son atribuibles a varias causas, entre otras podemos mencionar: la permisividad de quienes debieran aplicar la Ley sin restricciones; la permanente inducción a la violencia por parte de políticos, autoridades educacionales, municipales, etc. que exaltan artificialmente los “derechos” y omiten los “deberes”; la ausencia de formación valórica en los jóvenes como consecuencia de la degradación del rol de la familia y de los educadores; la pérdida del respeto hacia el resto de las personas; etc.
Aunque nadie se atreva a decirlo, la justificación que se trata de dar para la convocatoria a las marchas violentistas como la expresión de las aspiraciones insatisfechas de los estudiantes que desean una educación gratuita y de calidad, es simplemente una farsa. Los hechos demuestran que la motivación es tan solo la anarquía per se, buscando destruir el orden establecido sin saber qué es lo que realmente se quiere imponer. ¡Si esto no es subversión, no sé qué otra cosa podría serlo!
Es cosa de escuchar las monsergas repetitivas de los líderes de los movimientos subversivos –sea cual sea el nombre que se den para encubrir su origen− para comprender que no se trata de personas aisladas, si no de militantes entrenados y adiestrados para la repetición mecánica de sus ideas-fuerza, todas ellas coincidentes con los agitadores sindicales que comienzan a acoplarse a los movimientos estudiantiles.
¡Basta yá de aceptar que un grupúsculo ideologizado nos lleve de nuevo a la debacle! ¡Basta ya de padres irresponsables que dejan a sus hijos formar parte de marchas donde impera libremente la violencia y la falta de respeto a la autoridad! ¿Basta yá de la falta de coraje de las autoridades para exigir la aplicación de la Ley hasta el final, sin abandonar la acción antes de tiempo, por razones de imagen! ¡Basta yá de que los ciudadanos de este país tengamos que aceptar lo que unos pocos nos quieren imponer! ¡Basta yá de líderes políticos irresponsables que estimulan la destrucción de lo mismo que ellos representan!.
26 de Mayo de 2013
Patricio Quilhot Palma
3


No hay comentarios: