sábado, 15 de junio de 2013

CHILE NUEVAMENTE EN EL ABISMO



Este año se cumplen 40 años de la Liberación Nacional del 11 de Septiembre de 1973. Hace cuatro décadas Chile estaba inmerso en el comunismo y a pasos de transformarse en una colonia más de la temida URSS. Sólo dos cosas le faltaron a Allende para el logro de su siniestro objetivo: La oportunidad, y la destrucción de las Fuerzas Armadas y de Orden.

La oportunidad, porque gracias a todas las barbaries que cometió en su penoso mandato, no supo calcular bien el momento de su golpe -o auto golpe- definitivo. Y la destrucción de las Instituciones de la Defensa Nacional porque su sometimiento, habría sido imposible.

En sus tres tenebrosos años Allende progresivamente hizo todo lo necesario para someter a los chilenos al marxismo internacional. 

Como Presidente se burló de la Constitución e internó a Chile toneladas de armas, municiones y explosivos; y mofándose también de nuestra Carta Magna, trajo al suelo chileno decenas de miles de guerrilleros entrenados en Cuba para el logro de su objetivo final.

Pero nunca contó Allende con el profesionalismo de nuestras Fuerzas Armadas y de Orden, Instituciones que sí supieron aplicar el sentido de la oportunidad y lograron derrotar a los enemigos de la patria, liberando al pueblo chileno del peor de los caos, el que en la época dominaba gran parte del mundo, el siniestro yugo marxista.

Para los chilenos que vivieron esos aciagos días y que ya no están en este mundo, resultaría doloroso ver al Chile actual y la actitud de los chilenos: muchos increíblemente desmemoriados, y otros tantos, vergonzosamente indiferentes ante la mentira y la distorsión de la realidad histórica.

Es lamentable que Chile, tras los inmensos sacrificios que acompañaron a su Liberación y reconstrucción, no haya sabido mantenerse en el pedestal que con tanto esmero le construyeron las personas que tuvieron que asumir esos desafíos.

¿Las grandes naciones del mundo permiten que sus traicioneros y destructores se paseen libres por las calles, ocupen cargos públicos, alcen su voz, juzguen o condenen?

¿Las grandes naciones del mundo permiten que sus libertadores sean ilícitamente perseguidos, odiosamente juzgados, condenados, apresados, humillados y vejados?

Por supuesto que no. Nunca en las grandes naciones se podrán ver esas barbaridades, justamente por eso son grandes en el mundo, y se destacan entre las demás.

Duele tener que reconocer que Chile no es una gran nación. Y peor aún, que eso sea imposible de lograr por dos grotescos motivos: La sorprendente debilidad de los virtuosos, y la impúdica altanería de los desquiciados.

Mucha razón tiene don Hermógenes Pérez de Arce, quién hace algunos días manifestara en una entrevista que “en Chile cada 40 años se produce un gran caos” Y recordaba don Hermógenes que el último, el de 1973, se resolvió con una intervención militar; el anterior, con muchas intervenciones militares; y el de 1891, definitivamente con una revolución.

Pues bien, la debilidad de los virtuosos -que mencionaba antes- lamentablemente está abriendo todas las puertas a la altanería de los desquiciados, y Chile nuevamente, está en el abismo del comunismo.

Así vemos hoy como irrumpe en la malograda política chilena la gobernante más inepta que ha pasado por la Moneda, pero ahora vestida con su mejor ropaje guerrillero, amenazando nada menos que con una asamblea constituyente, cuya intención final no presagia nada bueno, solo llevarnos al camino venezolano para terminar subyugados a Cuba.

Y esta siniestra señora ahora llega de la mano del propio presidente del comunismo chileno, un deplorable terrorista que golpea notoriamente la mesa en la Cámara de Diputados, y desde su mismo escaño reconoce públicamente, sin temor ni vergüenza, haber dado la orden de fuego al atentado en contra de la vida de un gobernante chileno, donde fueron asesinados cinco jóvenes uniformados.

No es raro entonces que en una comuna tradicionalmente de derecha, Providencia, por la irresponsabilidad de los virtuosos que no fueron a votar, haya llegado al sillón edilicio una altanera desquiciada, muy ligada al comunismo, y que lo único que ha hecho desde que asumió su cargo es tratar de cambiar la nominación “11 de Septiembre”, a una importante avenida, cuya mención por supuesto causa verrugas en sus oídos. Tampoco es raro que para este objetivo ya tenga reunidas 600 firmas de altaneros desquiciados. Me pregunto yo entonces, en esa comuna con más de 130 mil virtuosos habitantes, ¿no pueden juntarse un par de miles de firmas para frenar a esa señora?

Tampoco nos puede extrañar que en la comuna de Santiago, hoy al mando de otra edil altanera desquiciada, ésta se empecine en quitar los terrenos que tiene en comodato y donde funciona una prestigiosa Universidad, la que nunca ha participado en huelgas ni tomas, y donde estudian casi tres mil jóvenes. ¿Cuál será el móvil de esta extraña resolución edilicia? Hasta la fecha la señora alcaldesa no lo ha dicho. Pero es bueno saber que esa casa de estudios superiores lleva el nombre de O’Higgins, que fue creada por iniciativa del Libertador del año 1973, y que en ella estudian muchos uniformados o sus hijos.

En otro ámbito resulta abismante el deterioro del orden y la seguridad. El pánico se ha apoderado de la ciudadanía a extremo tal, que no se veía desde el caos de hace 40 años. La delincuencia acecha en todos los rincones de Chile y para la gente de bien, poco a poco sus hogares se transformaron en celdas, donde ellos son los prisioneros.

Todo eso mientras una joven mujer militante comunista se permitía tener un vilo a toda la ciudadanía durante interminables meses, llevando la anarquía y el odio a todos los rincones del país. Viajando por el mundo desprestigiando a Chile, abrazándose y ensalzando nada menos que al peor de los terroristas: Fidel Castro.

Y ni hablar del detrimento de la palabra Justicia, cuya verdadera esencia simplemente desapareció en nuestro suelo, donde los delincuentes son venerados y los policías perseguidos. Donde fueron liberados todos los criminales terroristas armados inconstitucionalmente, mientras son perseguidos, enjuiciados y encarcelados los que debidamente se atañen a la misma constitución. Donde muy a diferencia de lo que ocurre en las naciones prestigiosas, en Chile la Justicia adoptó distintos significados, según sea la persona a quien se le aplique.

Y esto es poco, es mucho más lo que podemos decir de la característica de este nuevo caos que poco a poco envuelve a Chile.

¿Qué ocurrirá mañana, la semana entrante o el próximo mes?

No lo sabemos. Pero día a día se perfila más clara la estructuración de este nuevo caos. Y como novedad ahora cuenta con la complacencia de un gobierno de derecha, el que irresponsablemente se ha hecho parte de este detrimento nacional.

¿Cuál será la solución de este nuevo caos en avanzada formación?

Nuestras Fuerzas Armadas y de Orden -aunque le duela a los instigadores del detrimento-, son las mismas de siempre, Instituciones patrióticas y profesionales, muy al margen del inmenso daño causado por un par de negros ovinos a muchos de los suyos, que quedaron abandonados tras las filas enemigas.

Pero dudo que la solución a esta avalancha de destrucción social sea una intervención militar, como ocurrió antes en nuestra historia. Este país no merece tanto. Y ojalá me equivoque.
Alejandro Russell O'Kuinghttonss 

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