jueves, 29 de agosto de 2013

DEL BLOG DE HERMÓGENES



El Primer Capítulo de mi Nuevo Libro

Aunque no sé si se dividirá en capítulos. En todo caso, el material está. La cosa es ordenarlo. La obra se titula “¡Felices 40 Años!” Título desafiante para una izquierda que ha demonizado la fecha de la salvación de Chile. Es que conmigo “no se la va a llevar pelada”.

El material, como dije, ya está. Pero lo más difícil de un libro es la corrección. Eso me lo enseñó una vez el crítico literario Ignacio Valente, seudónimo del sacerdote del Opus Dei, José Miguel Ibáñez. “Los escritores chilenos no corrigen suficientemente”, recuerdo que me comentó, “porque gran parte de la calidad de un libro proviene de la revisión después de terminado”.

Entonces, este libro, de estar, estará, pero, por ahora, no suficientemente revisado. La cosa es que exista como tal el día 11 de septiembre, la segunda fecha más importante de la historia de Chile y, si me apuran, LA más importante, porque sin el 11 seríamos otro modelo de sociedad, con partido único, “dictadura de clase” (que es el nombre inventado por los comunistas para el régimen en que quienes manden sean sólo ellos); con pobreza igualitaria y generalizada y sin siquiera libertad para salir del país. En resumen, otra Cuba.

El 18 de septiembre de 1810 no nos libró de algo tan grave, pues implicaba sólo pasar, de ser colonia, a nación independiente. O, en rigor, definió si íbamos a depender de España o íbamos a tener directamente un monarca, Fernando VII, pero siendo una nación aparte y regida por autoridades propias. Porque la Primera Junta de Gobierno reconoció su sometimiento al Rey, si bien no a la nación ibérica. Pero el modelo de sociedad no iba a cambiar. En cambio, la UP sí iba a cambiar el modelo de sociedad. Íbamos a pasar, de ser una de hombres y mujeres libres, individuales y diversos, a otra dictatorial, centralizada e igualitaria a la fuerza.

Bueno, si el 11 este libro está en librerías, óptimo; si no, pero por lo menos está ya impreso, aceptable; y si todavía sigue en el computador ¡qué le vamos a hacer! Pero de que va a estar, va a estar. Los mantendré informados.

El hecho es que hasta ahora el advenimiento de los 40 años está siendo algo así como un desastre para los que tienen las mismas ideas que yo. El predominio sin contrapeso de la versión de la izquierda en los medios más masivos le permite ir ganando la efeméride “por paliza”.

Anoche, por ejemplo, vi en la televisión a Ricardo Lagos y se refería al Gobierno Militar como uno que degollaba personas. Probablemente una mayoría de nuestra opinión pública concordaría con esa descripción. El único problema es que es falsa. El famoso caso “degollados” sucedió no sólo al margen de toda voluntad del Gobierno Militar, sino en contra de la misma, en abril de 1985. El Ministro del Interior de la época era un respetado abogado civil, Ricardo García Rodríguez, que inmediatamente de saberse el secuestro de tres dirigentes comunistas y del FPMR, dio los pasos para averiguar su paradero.

Se trataba de José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino, que habían sido secuestrados al salir de un colegio que regentaban (curioso: un colegio comunista bajo la “dictadura”. ¿Por qué? Porque ella garantizaba libertad educacional. ¿Cómo pueden llamarla, entonces, “dictadura”? Buena pregunta.)

El hecho fue que el Gobierno pidió a la Corte la designación de un ministro en visita que se abocara al caso, para encontrar a los secuestrados. Pero el Tribunal se demoró en designarlo y los tres aparecieron muertos, degollados.

A la vez, también el Gobierno había demandado de la CNI investigar la situación. Este organismo informó al Presidente y a la Junta, como también al Ministro en Visita designado, José Cánovas Robles, que los presuntos secuestradores pertenecían al Cuerpo de Carabineros. Esto parecía verosímil, porque el FPMR había perpetrado un atentado criminal poco antes, en Concepción, tendiendo una celada consistente en una aparente bomba, en un hotel, la cual, al ser desactivada por personal policial, hizo estallar otra que quitó la vida a uno de los que hacían esa tarea. Se podía suponer que el secuestro era un acto de venganza contra altos dirigentes del grupo terrorista.

Pero el juez Cánovas Robles desconfió de la versión de la CNI. El hecho fue que sólo años después vino a darse cuenta de que ésa era la verdad. En cambio, el Presidente y la Junta se dieron por enterados de ella apenas la CNI se la comunicó a ambos. Y precisamente por haberse inculpado a miembros del Cuerpo de Carabineros, y estar el Gobierno completamente en contra de un acto terrorista como ese secuestro, se pidió la renuncia al representante de Carabineros en la Junta, general César Mendoza Durán, por su responsabilidad de mando en no poder controlar el actuar de subalternos suyos. Finalmente, éstos fueron condenados a cadena perpetua.

Luego, no tuvimos un gobierno que “mandara a degollar gente”, como dijo Lagos. Falsa acusación… ampliamente compartida. Casi todos la repiten hasta hoy.

Pero del triple asesinato derivaron verdades sorprendentes. Como todas las de esas características, han sido silenciadas en Chile. Resultó que uno de los caídos del PC y del Frente era el encargado de los archivos de la Vicaría de la Solidaridad del Arzobispado de Santiago. ¿Cómo había llegado ahí? Había comenzado como chofer y se había ido ganando la confianza de los prelados. Su cargo era clave, porque “archivaba” sus propias versiones de todo lo que sucedía. ¿Saben ustedes de dónde vienen los “Archivos del Cardenal”? De las versiones “archivadas” por un alto jefe comunista y del FPMR.

Esta última condición no es un invento mío: el 28 de agosto de 1986, página A-1, “El Mercurio” publicó la siguiente declaración de un terrorista del FPMR, Alfredo Malbrich Labra, que había sido apresado poco antes:

“El 1° de mayo de 1979 soy detenido por Carabineros en la Alameda Bernardo O’Higgins y trasladado a la Primera Comisaría. Mi esposa concurrió a la Vicaría de la Solidaridad y pone un recurso de amparo en mi favor. Al quedar libre, concurro a la Vicaría, lugar en que trabo amistad con José Manuel Parada, el cual me pide que colabore prestando el teléfono de mi casa como buzón y llevando pequeños recados; posteriormente me pregunta si me gustaría colaborar en una forma más sistemática…”

A partir de ahí Malbrich se transforma en un activo guerrillero del Frente, incluso con participación en el desembarco de armas de Carrizal Bajo. En sus palabras, “para instaurar un gobierno revolucionario marxista-leninista, siguiendo el ejemplo de Cuba y Nicaragua”.

Notable.

Conclusión: Lagos no dijo la verdad, pero probablemente la mayoría de los chilenos comparte su afirmación de que el Gobierno Militar “degollaba gente”. Y la versión de los acontecimientos de entonces manejada por la Vicaría y, por consiguiente, por las autoridades de la Iglesia, era tutelada por un alto jefe comunista y cabecilla de una organización terrorista.
Así se escribe la historia, pero tal vez debería escribirse de otra manera.

No hay comentarios: