viernes, 30 de agosto de 2013

DEL BLOG DE HERMÓGENES

JUEVES, 29 DE AGOSTO DE 2013

Sometimiento General de las Conciencias

La seguridad del triunfo electoral ha llevado a la izquierda a una soberbia que está muy por sobre la habitual suya. Y como voces calificadas de la derecha piden en estos días perdón (sin explicar de qué, salvo que los emisores de ellas hayan, efectivamente, incurrido en actos “punibles y moralmente inaceptables”, en cuyo caso sería preferible que, además de pedir perdón, los confesaran de plano y fueran juzgados por ellos) la versión de la izquierda prevalece sin contrapeso.

Muchos que no pertenecen a ese sector político se han escandalizado del programa de Chilevisión “Imágenes Prohibidas”, por su desembozada parcialidad. Pero sus quejas han sido rechazadas en el Consejo de Televisión, a la par que periodistas ¡de derecha! han elogiado la teleserie propagandística. ¡Qué le vamos a hacer! No es novedad que la izquierda maneje el contenido de los medios. Lo que es novedad es que lo haga con aplausos desde la derecha.

En columna de 29 de agosto en “La Segunda” el ex ministro socialista Ricardo Solari se ha explicado muy bien. Ha escrito lo siguiente sobre "Imágenes Prohibidas": “Es atendible, por ejemplo, discutir el contexto cuando se trata de comprender el golpe de Estado de 1973. Sin embargo, si hablamos de actos de extrema crueldad mencionados en el programa, como el caso degollados o la quema con bencina de dos jóvenes por una patrulla militar, ocurridos ambos en 1986, se trata de acontecimientos que por sí mismos definen el contexto. Las justificaciones oficiales de aquel entonces, basadas en mentiras, o el ocultamiento de dichos crímenes por las autoridades de la época, abundan en la misma contundente autoexplicación de ese contexto.”

Casi todo ese párrafo es falso. Está judicialmente probado que el Gobierno Militar procuró frustrar el secuestro de los tres dirigentes del FPMR, brazo armado del Partido Comunista, solicitando la urgente designación de un ministro en visita, que la Justicia retardó, haciéndose cómplice de la sospecha de que el ejecutivo sabía el paradero de los tres.

También está judicialmente probado, por resolución del ministro sumariante Alberto Echavarría Lorca, de 23 de julio de 1986, que un movimiento brusco de la joven Quintana provocó el derrame de un envase de combustible y las quemaduras de ella y su acompañante, que los militares apagaron, sufriéndolas también ellos.

Ni el programa “Imágenes Prohibidas” ni el artículo de Solari dan cuenta de esas verdades judiciales.

Y un adecuado contexto debió también haber dado a conocer que el FPMR, al cual pertenecían los tres degollados, había perpetrado días antes un grave atentado en Concepción, con costo de vidas; que había perpetrado otros más, con decenas de víctimas uniformadas; y que uno de los dirigentes frentistas, Parada, había logrado situarse como encargado del archivo de la Vicaría de la Solidaridad del Arzobispado, cargo desde el cual se probó que, al menos una vez (caso de Alfredo Malbrich Labra), reclutó a un guerrillero para el movimiento.

En el caso de los jóvenes quemados se omitió precisar que el combustible lo portaban ellos para hacer barricadas incendiarias y quemar vehículos de locomoción, que en otros casos ya habían sido objeto de esos atentados, con víctimas (incluidos menores de edad) entre los pasajeros.

Nada de eso estaba exhibido o informado en “Imágenes Prohibidas”. Esa edición era, por consiguiente, al igual que las restantes, parcial, sesgada, efectista y engañosa.

Pero eso no es lo peor: lo peor es la amenaza implícita en la columna de Solari, que en menos de un año más puede ser un “prohombre del régimen”. He aquí lo que tiene en vista:

“El proceso de toma de conciencia que comenzó con el bombardeo de La Moneda y siguió con una estela de horrores aún no concluye. Esto ocurrirá a partir de un repudio generalizado, y sólo entonces la sociedad mirará ese período con otra perspectiva”.

Traducido al idioma de las sociedades libres y democráticas: “Mientras todos ustedes no se sometan y plieguen a la historia oficial, los seguiremos persiguiendo, seguiremos apedreando, incendiando, procesando y condenando a quienes se alzaron ante la acción terrorista totalitaria de la izquierda. La única reconciliación posible tendrá lugar tras su rendición incondicional a nuestra versión de la historia".

Las palabras finales de Solari reiteran esa amenaza implícita: “Pero el ciclo aún no está cerrado: ése es el meollo del problema”.

Traduzco de nuevo: “¿Querían reconciliación? Ríndanse y abracen nuestra versión. Pidan perdón. Recuerden que los violentistas son nuestros… y los jueces también”.

¿Ustedes creían que la incertidumbre institucional y las alzas tributarias, es decir, “El Otro Modelo”, constituían la mayor amenaza? Están equivocados. El terrorismo impune y vengativo que los militares derrotaron hace cuarenta años, pero que ha sido perdonado, indultado, amnistiado e indemnizado, y que quiere imponer su versión de la historia, es una amenaza mucho peor.

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