MARTES, 3 DE SEPTIEMBRE DE 2013
El Funeral de los Cómplices Pasivos
Sebastián Piñera creyó poder revertir el 31 por ciento de apoyo que le dio la CEP apropiándose de los 40 años del 11 y llevándose a La Moneda al bando vencedor en la posguerra civil (pues la guerra se la ganaron los militares del '73 a la guerrilla), es decir, a la Nueva Mayoría, a la celebración del día 9, donde él iba a estar en el centro de la foto, que es lo que más ha buscado siempre.
Pero la ex UP convenció a la DC de no compartir el trofeo con este aliado advenedizo y dispusieron para el mismo día y a la misma hora un acto paralelo, dejando a Sebastián obligado a celebrar el suyo sólo rodeado de "cómplices pasivos", como llamó días atrás a quienes apoyaron el Pronunciamiento y acompañaron al Gobierno Militar que transformó el Chile donde quedaba "harina para pocos días más" (Allende) en "la joya más preciada de la corona latinoamericana" (Clinton); "cómplices pasivos" que en 2009 llevaron sobre sus hombros a Piñera a la Presidencia en un momento de irreflexión del cual nunca se terminarán de arrepentir.
Conjeturo que Sebastián, a estas alturas, está a punto de irse él también al acto de la Nueva Mayoría, y abrirse paso en la foto del día, pues han desertado del réquiem de La Moneda todos los ex presidentes de la Concertación, a los cuales, por afinidad política y programática e interpretación de la historia post-'73, él se siente más cercano que a los "cómplices pasivos" que lo rodean y "hacen la pega" en su gobierno.
Estos últimos parecen condenados, entonces, a asistir a un verdadero sepelio (el propio) en Palacio el día 9. La izquierda y la DC, entretanto, deslizan comentarios de simpatía hacia las últimas intervenciones públicas de Piñera, porque van en la misma dirección de todo lo que ellos sostienen como verdad histórica. En efecto, el presidente se ha pavoneado de haber votado "no" el '88 y ha vituperado de manera implícita a toda la gente de la UDI y RN que apoyó al Gobierno Militar y trabajó en él para conseguir los logros que lo transformaron en la administración más importante del siglo XX (si es que no de toda nuestra historia independiente), vistas las enormes modernizaciones positivas que "cambiaron de pelo" a este país y lo convirtieron, desde el vagón de cola de los subdesarrollados, hasta 1973, en ejemplo a imitar, incluso por los desarrollados, como lo fue para Thatcher y Reagan, desde luego, a fines de los '70 y comienzos de los '80.
Pero, tristemente, "las tinieblas del error" se han convertido en una marea avasalladora en el país. Un folletín televisivo sesgado cuando no falso, como "Imágenes Prohibidas", ha sido elevado a la categoría de evangelio de la DC y la izquierda, cuyos columnistas se agolpan para elogiarlo y glosarlo con una fruición inesperada, como en los casos de Jorge Correa Sutil (DC) y Ricardo Solari (PS), o de un economista como Guillermo Larraín, que olvidado de su disciplina cae en los lugares comunes del dicterio ("la crueldad y el crimen organizado...los excesos y brutalidades de Pinochet, sus secuaces y ad láteres").
Mientras tanto "El Mercurio" procura posicionarse ante la marejada de izquierda y la inminencia de tener que pedir perdón, como "O Globo", y opta por aplaudir editorialmente a Oscar Guillermo Garretón, hoy por completo amnistiado de todo armamentismo, conspiración en la Armada y cualquier otra culpa, y que les ha lanzado un salvavidas a los "cómplices pasivos" al admitir que "las víctimas son culpa de la dictadura si bien la violencia fue culpa de todos". El decano ya ha olvidado por completo las páginas enteras con las fotos de 47 uniformados caídos víctimas del MIR y del FPMR, que publicara desplegadas el 26 de mayo de 1986, "Caídos Por Dios y Por la Patria en Cumplimiento de sus Deberes Militares", deberes tales como proteger a los "cómplices pasivos" de los atentados terroristas de la izquierda, entre ellos la bomba en la casa del director del diario, Arturo Fontaine, y el secuestro de un hijo de su dueño.
Los militares del '73, convocados por Aylwin I et al, evitaron la guerra civil y ganaron la contienda librada contra el terrorismo de extrema izquierda, pero después, condenados por Aylwin II, perdieron la posguerra de la propaganda política; y ahora presencian, muchos de ellos desde sus calabozos, envidiando a sus antiguos enemigos indultados, indemnizados y glorificados, la rendición incondicional de los principales beneficiarios de su gesta y su sacrificio.
Digno funeral entonces el que se prepara para el 9 de septiembre en La Moneda, durante el cual los "cómplices pasivos" del rescate y engrandecimiento del país se supone pedirán perdón por tamañas faltas y se enterrarán para siempre en espera de que el largo brazo de la justicia de izquierda, activado por una reciente querella comunista en contra de todos ellos, les alcance benévolamente y los condene sólo a pena remitida y sin arraigo que les impida viajar fuera del país, transitoria o definitivamente, dependiendo de los alcances que tenga el "Otro Modelo" de la nueva UP que viene, y que reemplazará al que nos ha dado tantos años de progreso y prosperidad.
Pero la ex UP convenció a la DC de no compartir el trofeo con este aliado advenedizo y dispusieron para el mismo día y a la misma hora un acto paralelo, dejando a Sebastián obligado a celebrar el suyo sólo rodeado de "cómplices pasivos", como llamó días atrás a quienes apoyaron el Pronunciamiento y acompañaron al Gobierno Militar que transformó el Chile donde quedaba "harina para pocos días más" (Allende) en "la joya más preciada de la corona latinoamericana" (Clinton); "cómplices pasivos" que en 2009 llevaron sobre sus hombros a Piñera a la Presidencia en un momento de irreflexión del cual nunca se terminarán de arrepentir.
Conjeturo que Sebastián, a estas alturas, está a punto de irse él también al acto de la Nueva Mayoría, y abrirse paso en la foto del día, pues han desertado del réquiem de La Moneda todos los ex presidentes de la Concertación, a los cuales, por afinidad política y programática e interpretación de la historia post-'73, él se siente más cercano que a los "cómplices pasivos" que lo rodean y "hacen la pega" en su gobierno.
Estos últimos parecen condenados, entonces, a asistir a un verdadero sepelio (el propio) en Palacio el día 9. La izquierda y la DC, entretanto, deslizan comentarios de simpatía hacia las últimas intervenciones públicas de Piñera, porque van en la misma dirección de todo lo que ellos sostienen como verdad histórica. En efecto, el presidente se ha pavoneado de haber votado "no" el '88 y ha vituperado de manera implícita a toda la gente de la UDI y RN que apoyó al Gobierno Militar y trabajó en él para conseguir los logros que lo transformaron en la administración más importante del siglo XX (si es que no de toda nuestra historia independiente), vistas las enormes modernizaciones positivas que "cambiaron de pelo" a este país y lo convirtieron, desde el vagón de cola de los subdesarrollados, hasta 1973, en ejemplo a imitar, incluso por los desarrollados, como lo fue para Thatcher y Reagan, desde luego, a fines de los '70 y comienzos de los '80.
Pero, tristemente, "las tinieblas del error" se han convertido en una marea avasalladora en el país. Un folletín televisivo sesgado cuando no falso, como "Imágenes Prohibidas", ha sido elevado a la categoría de evangelio de la DC y la izquierda, cuyos columnistas se agolpan para elogiarlo y glosarlo con una fruición inesperada, como en los casos de Jorge Correa Sutil (DC) y Ricardo Solari (PS), o de un economista como Guillermo Larraín, que olvidado de su disciplina cae en los lugares comunes del dicterio ("la crueldad y el crimen organizado...los excesos y brutalidades de Pinochet, sus secuaces y ad láteres").
Mientras tanto "El Mercurio" procura posicionarse ante la marejada de izquierda y la inminencia de tener que pedir perdón, como "O Globo", y opta por aplaudir editorialmente a Oscar Guillermo Garretón, hoy por completo amnistiado de todo armamentismo, conspiración en la Armada y cualquier otra culpa, y que les ha lanzado un salvavidas a los "cómplices pasivos" al admitir que "las víctimas son culpa de la dictadura si bien la violencia fue culpa de todos". El decano ya ha olvidado por completo las páginas enteras con las fotos de 47 uniformados caídos víctimas del MIR y del FPMR, que publicara desplegadas el 26 de mayo de 1986, "Caídos Por Dios y Por la Patria en Cumplimiento de sus Deberes Militares", deberes tales como proteger a los "cómplices pasivos" de los atentados terroristas de la izquierda, entre ellos la bomba en la casa del director del diario, Arturo Fontaine, y el secuestro de un hijo de su dueño.
Los militares del '73, convocados por Aylwin I et al, evitaron la guerra civil y ganaron la contienda librada contra el terrorismo de extrema izquierda, pero después, condenados por Aylwin II, perdieron la posguerra de la propaganda política; y ahora presencian, muchos de ellos desde sus calabozos, envidiando a sus antiguos enemigos indultados, indemnizados y glorificados, la rendición incondicional de los principales beneficiarios de su gesta y su sacrificio.
Digno funeral entonces el que se prepara para el 9 de septiembre en La Moneda, durante el cual los "cómplices pasivos" del rescate y engrandecimiento del país se supone pedirán perdón por tamañas faltas y se enterrarán para siempre en espera de que el largo brazo de la justicia de izquierda, activado por una reciente querella comunista en contra de todos ellos, les alcance benévolamente y los condene sólo a pena remitida y sin arraigo que les impida viajar fuera del país, transitoria o definitivamente, dependiendo de los alcances que tenga el "Otro Modelo" de la nueva UP que viene, y que reemplazará al que nos ha dado tantos años de progreso y prosperidad.
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