domingo, 31 de mayo de 2009

¿ VIDAS PARALELAS ?



"El episodio de Holanda es apenas un testimonio más de algo con lo cual los que sabemos y defendemos la realidad histórica debemos aprender a convivir: que la falsa versión izquierdista ha terminado por prevalecer".

por Hermógenes Pérez de Arce - 31/05/2009

Sólo porque Chile se debate entre opciones presidenciales representadas por gente del "No", es decir, opositores al gobierno militar, como Frei y Piñera, es posible que se dé generalizadamente la espalda (incluso por parte de Piñera) al valiente aunque tibio intento de Carlos Larraín por rescatar la verdad histórica ante la ridícula comparación entre el prolongado cautiverio de Ana Frank, niña judía inocente de toda violencia, y los seis días de prisión preventiva de Michelle Bachelet, colaboradora del MIR en los años 70, como lo documenta la investigación de los periodistas Andrea Insunza y Javier Ortega (Bachelet: la historia no oficial).

Y digo que la clarificación de Carlos Larraín fue apenas tibia, como también lo han sido las escasas notas de apoyo que ha recibido, porque aquél y éstas calificaron de indebida o abusiva la breve prisión de Bachelet, siendo que no lo fue. En efecto, en un momento en que el país confrontaba una severa amenaza terrorista, que todavía no había logrado ser desarticulada (1974), ella se vio comprometida en la misma.

Si algo puede decirse sobre el caso es que su liberación se produjo con benévola prontitud, gracias al hecho de ser hija de un uniformado, pues los camaradas de su padre en la Fach intercedieron prontamente y le permitieron quedar en libertad y viajar al exterior. Tras una transitoria permanencia en Australia, se dirigió al corazón de uno de los más duros regímenes marxista-leninistas de ese tiempo, el de Alemania Oriental, donde permaneció por años sin nunca entonces, ni después, haber manifestado protesta por los ametrallamientos de inocentes junto al Muro de Berlín, ejecutados por el delito de intentar vivir en libertad.

Michelle Bachelet, además, que en una primera entrevista, cuando adquirió notoriedad como ministra de Salud de Lagos, se refirió a su breve prisión y reconoció que no había sido víctima de torturas (la vi con mis propios ojos y espero que algún día alguien la suba a YouTube), posteriormente hizo un upgrade de su caso y denunció haber sido torturada. Sin embargo, su madre, privada de libertad junto a ella y por las mismas razones, nunca denunció torturas cuando se refirió al caso (La Segunda de 18/11/2004 y La Tercera de 17/11/2006).

Pero, en un país y un mundo de cerebros lavados por una avasalladora propaganda izquierdista, ya los hechos reales han pasado a tercer plano. Así, adonde va Michelle Bachelet se la recibe como "víctima de Augusto Pinochet". En una de sus visitas a Estados Unidos logró algo notable: que la revista Time expresamente identificara, en ejemplar de enero de 2006, a la persona que la torturó. Decía con todas sus letras y sin aportar la menor prueba, que había sido Augusto Pinochet. Esto nos dio mucha risa a los que estamos al tanto de la farisaica sección de dicha revista titulada "Setting the record straight" (algo así como "Rectificando errores"), en que confiesa los aparecidos en ediciones anteriores. Por supuesto, tratándose del gobierno militar chileno, nunca reconoció ni esa ni ninguna de las imputaciones falsas que le formuló y que alguna vez precisé con todo detalle (El Mercurio, 19/10/1986, "Y un tiempo ('Time') para mentir").

El episodio de Holanda, haya hecho la propia Presidenta o alguno de sus invitantes la comparación con Ana Frank, es apenas un testimonio más de algo con lo cual los que sabemos y defendemos la realidad histórica de lo ocurrido en Chile debemos aprender a convivir: que la falsa versión izquierdista ha terminado por prevalecer.


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