jueves, 30 de diciembre de 2010

LO MEJOR DE ESTE AÑO



Gonzalo Rojas
Miércoles 29 de Diciembre de 2010



Comportamientos inteligentes y honestos, servicios concretos, esfuerzos sostenidos. Eso ha sido lo mejor del 2010, y lo han protagonizado cientos, quizás miles, de los nuevos funcionarios del gobierno de la Alianza. Han marcado ciertamente la diferencia con las mediocridades, los engaños y las debilidades en que venían incurriendo las administraciones concertacionistas. Eran tantos los escándalos gruesos de los años anteriores, que el público tal vez ya ni ponía atención en el día a día de aquellas pobres rutinas funcionarias.

Para cambiar de estilo, para obtener resultados positivos, los nuevos servidores públicos han tenido que lidiar al menos con cinco difíciles rivales.

Primero, con buena parte de las plantas administrativas ya instaladas, las que cerraron sus válvulas ante la subida de la marea. Y -lo cuentan muchos nuevos jefes de servicio- hasta ahora se ha podido abrir con mucho esfuerzo sólo parte de esas ostras que, centradas en sí mismas, ni colaboran ni se dejan mandar y que, más encima, a la primera de cambio se van a paro.

En segundo lugar, han debido resistir a jefes (a algún ministro, por ejemplo) que los privaron pronto de su confianza (o porque querían sanear cuentas muy oscuras, como lo intentó el subdirector de Cultura, o porque iniciaron campañas más sensatas sobre el sida, como la funcionaria de Salud casi despedida). Y de estos casos ha habido decenas, situaciones en que estos nuevos servidores de rango medio o menor han demostrado una coherencia simplemente de nivel mayor.

Una tercera dificultad que han enfrentado tiene que ver con algunos de sus colegas cuantitativistas. Sí, justamente porque parte importante de los nuevos funcionarios tiene una buena formación humanista, les han planteado una resistencia inteligente a quienes dentro de su mismo gobierno todo lo miden en números. Anima oír relatos de reuniones o discusiones en que finalmente ha primado el factor humano, gracias al peso intelectual de los jóvenes con formación cultural mejor fundamentada.

Como si fuera poco, a veces han debido oponerse también a iniciativas claramente contrarias al plan de gobierno, pero provenientes de parlamentarios afines. Así, con valentía, actuó la gobernadora que contradijo en su propia región a la senadora partidaria del aborto eugenésico, y así, con fortaleza, lo hizo el joven funcionario que enfrentó respetuosamente por escrito al senador promotor de la regulación jurídica de todo tipo de uniones de hecho.

Pero todo eso ha sido posible porque esta nueva camada de servidores, en su mayoría, tiene claro que los principales rivales de toda su acción son ellos mismos, la debilidad de su propia naturaleza humana. Saben que, para hacerlo bien, deben seguir los dictámenes de su conciencia; pero saben también que esa válvula de seguridad se guía por normas que cada uno de ellos no se ha dado a sí mismo, sino que están inscritas en el fondo de sus corazones.

Y para ser fieles a esas normas, seguramente han debido esforzarse mucho, derrotar -allá bien adentro de su intimidad- insinuaciones de otras normativas, como las propuestas por Sorman en La Moneda o, incluso, el modelo sugerido por el Presidente -Vargas Llosa-, a quien calificó como una persona que ha llenado de los valores que defiende la política cada una de las causas que ha abrazado en su vida, olvidando todas las luchas del Nobel a favor del aborto.

Pero también, por cierto, han recibido el buen ejemplo del Presidente, quien, al invocar a Dios con frecuencia, les ha recordado a muchos de ellos, creyentes al fin, el origen y el fin últimos de todas sus acciones. Y en Él han hallado fuerzas.

Buen año para ellos. Gracias.


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