miércoles, 27 de junio de 2012

LAS REDES CLIENTELARES DE GIRARDI Y ESCALONA





Durante los gobiernos de la Concertación

Las redes clientelares de Girardi y Escalona en el Estado
Los dardos del ex ministro Andrés Velasco contra el senador PPD, al que acusa de malas prácticas y de ejercer presiones políticas, sacan al tapete una vieja fórmula de operar que, para algunos, fue una causa importante del fin de la Concertación. Según el ex subsecretario Antonio Infante, el caso de Girardi es “probablemente el más explícito”, pero no el único, ya que “había muchos otros”. Entre ellos, los máximos exponentes de la construcción de redes políticas dentro del aparataje estatal son, sin duda, el senador PPD y el presidente del Senado, Camilo Escalona, modus operandi gracias al cual se habría consolidado buena parte del poder que hoy ambos detentan.

.por Claudia Urquieta Ch.
El Mostrador

“En realidad Girardi es mucho más que Girardi: hay parlamentarios que entienden que los representantes del Estado tienen que responder a sus intereses”. Estas declaraciones no nacieron luego de que el ex ministro Andrés Velasco apuntara este domingo al senador PPD como el líder del clientelismo político: fueron hechas en abril de 2008 por el ex subsecretario de Salud, Antonio Infante, quien describió a este medio cómo vivió en carne propia las presiones del parlamentario.

Hoy Infante mantiene esta opinión sobre el modus operandi de su compañero de partido, y asegura que “me alegré mucho de que Velasco dijera lo que dijo: está denunciando una cosa que todos conocemos”.

La revelación del precandidato presidencial sobre las presiones de Guido Girardi no son ninguna novedad en el mundo político. Son muchos, incluyendo ministros y funcionarios, quienes han experimentado directamente la furia del senador si no le seguían el amén a la hora de instalar a quienes él señalaba en diversos cargos.

Tal como precisa Infante, “esto es parte de las viejas malas prácticas de la Concertación que terminaron liquidándola, no sólo era practicada por Girardi. Había muchos otros. En los distintos partidos siempre había un parlamentario que conseguía agua para su molino, así que lo de condicionar votaciones en la Cámara siempre sucedía. Pero Girardi era probablemente el más explícito”.

Y no sólo en Hacienda, como relató Velasco. Eran varios los ministerios regalones del senador. Especialmente el de Salud.

El zar del servicio Norte
En el Servicio Metropolitano Norte, Girardi era conocido como el “zar”. Su influencia, así como la de su mano derecha, el diputado PPD Marco Antonio Núñez, movían montañas. De hecho y tal como reveló a este medio, los directores debían contar con su venia para llegar al cargo.

En la práctica, el servicio de Salud Norte era en un bastión del PPD.

Según señaló a El Mostrador en 2008 un ex director del Hospital San José —dependiente del Servicio de Salud Norte— José Luis Contreras, el parlamentario “siempre se ha preocupado de tener a alguien cercano en cargos relevantes como las subsecretarías de la cartera y en los servicios médicos de la zona que representa. Opera a través de la gente que tiene ahí y es como el zar del servicio norte (…) enfrentar a Girardi es un pecado”. Por ello, en la elección de los cargos pesaban más las lealtades que la idoneidad técnica de los médicos.

La pelea con Infante es emblemática. Según relata el ex ministro de Salud, Pedro García, tiempo después de que asumiera el cargo de subsecretario en el gobierno de Lagos, “Guido me planteó la posibilidad de sacar a Infante. La argumentación era que Antonio no metía gente afín a él o no respondía a criterios que él quería. Le dije que no estaba disponible”.

García afirma que “creo que es absolutamente cierto lo que dijo Andrés Velasco. Porque las frases tipo “así nos vamos a ir” las viví y las percibí iguales en algún minuto, como por ejemplo en circunstancias del tema del Auge, o la Ley del Tabaco. En relación a personas, si no le llevabas el amén caías casi como en la lista de los enemigos, lo que suponía que entrabas en un nivel de conflictividad y por alguna parte te iba a llegar un problema. Una espada de Damocles que quedaba dando vueltas”.

Tras la salida de Infante del cargo de subsecretario en 2005, postuló al cargo como director del Servicio de Salud Norte. A pesar de ser del PPD, el médico no tenía el respaldo de la dupla Girardi-Núñez, por lo que presionaron fuertemente para evitar que fuera el elegido, ya que ellos abogaban por el doctor Fernando Silva, catalogado como un operador “incondicional” de ellos.

Finalmente el puesto fue asumido en enero de 2006 por el ex subsecretario, quién relató a este medio que Ñúñez “le advirtió a García que si me nombraba iba a durar menos de seis meses en el cargo porque se iban a encargar de hacerme la vida insoportable”. Infante alcanzó a ocupar el puesto hasta diciembre de 2007, asegurando que su salida tenía que ver con razones políticas.

En opinión de Infante “esta es una práctica que se ha sabido siempre. Lo que pasa ahora es que Velasco lo plantea en forma más clara y contundente. Pero las acciones de Guido son conocidas y por eso fue adquiriendo un grado de poder en el PPD importante, porque mucha gente de alguna manera sabía que él los iba a defender o masacrar en los puestos que estaban”.

Al respecto, Girardi niega rotundamente haber ejercido presiones en repartición alguna. “Velasco está mintiendo. Nunca interferí en el ministerio de Hacienda”. Y agrega que “hay mucha gente que aprovecha de pasar cuentas. Es obvio que hay personas que conozco que han tenido cargos de subdirectores, pero no es cierto que haya presionado”.

Lo respalda el ex ministro de Salud, Álvaro Erazo, quien asegura que “yo nunca he enfrentado ningún tipo de amenazas o presiones de la calaña o el estilo que ha denunciado el ex ministro Velasco. Me parece absolutamente condenable ese tipo de práctica, pero jamás he tenido este tipo de presiones y no las hubiese permitido”.

Para Erazo, “una acusación de ese tipo Velasco tendrá que respaldarla con antecedentes, si los tiene, porque si hay un hecho irregular que a él le pareció que afectaba a su condición de ministro, debiese haberlo denunciado. Un funcionario público tiene la responsabilidad frente a una situación anómala en la administración pública de denunciarla en su debido momento. Me llama la atención que aparezca en el marco de denuncia luego de varios años, y creo que afecta a la forma de hacer política para tener legitimidad, a los servicios y a las propias personas que ejercen cargos”.

La guerra con Ana Lya Uriarte
La mala relación entre la ministra de Medio Ambiente, Ana Lya Uriarte (PS) y el senador PPD, se hizo patente cuando éste anunció un recurso de protección contra la secretaria de Estado por su responsabilidad en los altos índices de contaminación en la Región Metropolitana.

Según relataban en 2008 fuentes cercanas a la abogada, el tema ambiental —que ha sido un permanente caballo de batalla del senador— no habría sido el eje de las acciones judiciales contra Uriarte, sino que pretendían cobrar una vieja rencilla entre ambos, originada mientras ella era directora ejecutiva de la Conama.

En una historia que recuerda lo relatado por Velasco —quien al negarse a instalar a 12 militantes del PPD en cargos de Interior fue advertido por Girardi de que no lo apoyaría en ningún proyecto de Hacienda—, Uriarte habría enfrentado las mismas presiones en 2006, cuando las relaciones empezaron a fracturarse porque Girardi habría impulsado el ingreso de funcionarios de su colectividad a la institución ambiental.

“El quiebre definitivo lo gatilló la solicitud de Girardi de colocar algunos nombres en la Conama que a la ministra no le parecieron ni idóneos ni con la capacidad técnica. En el fondo, ella le dijo que no y Guido no está acostumbrado a que le digan que no”, relataban a El Mostrador fuentes del servicio ambiental. El distanciamiento entre ambos fue un secreto a voces, por lo que algunos parlamentarios reconocen que “nunca han tenido buenas migas”.

Al respecto Girardi recalca que “yo nunca propuse a nadie para Medioambiente, ya que siempre tuve una gran lejanía con la política ambiental de la Concertación. Yo con Ana Lya corté relaciones desde que no quiso tomar medidas cuando empecé a criticar las políticas ambientales. Luego inventó que me había enojado con ella y que las diferencias que teníamos eran porque había intentado meter gente, lo que no es cierto”.

Las versiones que hablan de que sí hubo presiones, explican que pese a todo Uriarte tuvo un defensor clave, que le permitió asumir como directora ejecutiva de la entidad. Paradojalmente su aliado era otro político concertacionista convertido en una de las más poderosas figuras de la coalición gracias a sus extensas redes de poder dentro del aparataje estatal: el socialista Camilo Escalona.

Camilopedia
Según sus adversarios, buena parte del poder del actual presidente del Senado, Camilo Escalona, se habría consolidado gracias al listado de funcionarios públicos bajo su alero político que logró introducir o que llegaron a ocupar altos cargos.

De esta forma cientos de funcionarios de distintos rangos actuaron como fieles operadores del ex líder del PS. Durante la administración de Michelle Bachelet, fue su mano derecha y se autoimpuso como meta que fuese un gobierno exitoso, se hablaba incluso de la “bolsa de trabajo” de Camilo. Bolsa que le permitió copar espacios claves del aparato público.

Hoy Escalona se la juega por quedarse con el rol de articulador de las huestes y ser el factótum capaz de garantizar el orden ante el eventual regreso de la ex mandataria.

El listado de los cercanos más influyentes de Escalona en el Estado durante la era Bachelet es largo y fue publicado por este medio bajo el título Camilopedia. Entre estos se contaban diversos ministros, como los ex titulares de Salud Soledad Barría, una de las más cercanas a Bachelet mientras ejerció el cargo, y Álvaro Erazo, que fue uno de los dos ministros, además de la titular del Trabajo, Claudia Serrano, que asistieron a la boda del senador con Jimena Tricallota.

Serrano llegó, así como gran parte de su familia, a las redes de poder de Escalona a través de su esposo Patricio Tapia, hombre de la mayor confianza del senador, desde la época en que fueron abandonados por Clodomiro Almeyda. Durante el gobierno de Bachelet cuatro de sus hermanos trabajaron en la administración pública, mientras Tapia fue gerente general de Correos de Chile.

Verónica, Catalina, Alejandra y Víctor Serrano, asumieron como jefa de la Dirección de Arquitectura del MOP, como asesora comunicacional de diversos ministerios, como directora del Centro Cultural Palacio de La Moneda y como director de Operaciones de los Jardines Infantiles de la Fundación Integra, respectivamente.

Cristián Martínez, subsecretario de Educación, llegó a ocupar el cargo luego del escándalo de las subvenciones, que le costó el puesto como seremi metropolitano de Educación a otro escalonista, Alejandro Traverso y la caída de la ministra DC Yasna Provoste. Hasta ese momento Martínez se había desempeñado como Director de la Junaeb, un servicio muy preciado por las redes clientelares de la Concertación por la cantidad de recursos que maneja a través del país, y casi siempre en manos de socialistas.

La ministra de Medio Ambiente, Ana Lya Uriarte, así como el director de Fonasa, Hernán Monasterio, engrosaban los aliados del socialista. En la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos (DIBAM) estaba Nivia Palma, quien impulsó, entre otras cosas, la entrega del Maletín Literario. El vínculo de oro de la alianza entre el senador Escalona y Andrés Velasco, y también parte de la red del senador, fue la economista Pilar Romaguera, proveniente de Expansiva y primera subsecretaria de Educación de la era Bachelet.

El subsecretario de Desarrollo Regional, Mahmud Aleuy, hoy uno de los consejeros más cercanos a la ex mandataria y que dejó el cargo para integrarse al comando de Eduardo Frei, también es parte de esta lista y uno de sus operadores electorales más importante.

Junto con ocupar la cartera de Trabajo durante el gobierno de Bachelet, Osvaldo Andrade, al que se le sindica una lealtad política con Escalona a toda prueba, se consolidó como un puntal de la Nueva Izquierda y sucedió al senador PS en la presidencia del partido. Su hermana, Carmen Andrade, fue directora del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam).


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