lunes, 20 de agosto de 2012

El mapa de las diferencias internas que tensionan a la UDI






Aunque es reconocido todavía como el partido más homogéneo del mundo político, lo cierto es que desde la llegada a La Moneda han comenzado a quedar en evidencia importantes fracturas y divergencias en temas socioeconómicos, valóricos y en reformas políticas. El fraccionamiento y desorden que sacude a todo el espectro político también se ha dejado sentir en la colectividad que nació como un grupo de amigos liderados por Jaime Guzmán.



Por CLAUDIA RIVAS ARENAS

EL MOSTRADOR

Hasta hace pocos años la UDI tenía la fama, muy bien ganada, de un partido cuya verticalidad le permitía exhibir un orden del que ningún otro podía jactarse. Una disciplina partidaria que era envidiada particularmente por sus eternos socios de pacto, Renovación Nacional, cuyos dirigentes han debido lidiar, desde su fundación, con distintas sensibilidades internas. Sin embargo, con el paso del tiempo y gradualmente esto ha ido cambiando. En las filas gremialistas han ido surgiendo, por diferentes razones, voces capaces de cuestionar la línea impuesta por las máximas figuras de la colectividad.

Algunos ven este fenómeno como una metamorfosis lógica en razón del crecimiento que ha experimentado la tienda; para otros, en cambio, tiene que ver más con la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos y a la aspiración razonable de querer concretar su vocación de poder, llegando a La Moneda. Sea como sea, la Unión Demócrata Independiente que fundó el asesinado senador Jaime Guzmán ya no existe tal como él la dejó. Y a los “coroneles”, encargados de custodiar su legado, cada vez les cuesta más la tarea de mostrar una unidad compacta e impermeable a influencias externas que para algunos rozan con el populismo.

En este escenario, a los dirigentes cada vez se les hace más difícil controlar el surgimiento de diferencias que van diseñando un nuevo y variado mapa interno, en relación con distintas materias. Esto ha quedado en evidencia en los últimos meses en debates tales como la reforma tributaria; la Ley Antidiscriminación y las reformas políticas, particularmente, en lo que respecta al sistema binominal. En los cuadros medios del partido, que no tienen ni voz ni voto en las decisiones internas y tampoco mecanismos de presión para obligar a que la colectividad asuma determinadas posiciones, no pasan por alto que se hace más habitual que sus máximos dirigentes adopten enfoques distintos en tópicos relevantes. Un observador que milita en la tienda desde su fundación, tiene la convicción de que eso es bueno para la colectividad, pero está consciente de que hay sectores que no están dispuestos a “ceder en la defensa de los intereses del empresariado”. Esto, en contraposición creen algunos críticos, con la necesidad de “acercar a la UDI a la gente, para que sea verdaderamente una UDI Popular”, como dice su eslogan.

Así es que entre dirigentes y parlamentarios marcan los destinos de la colectividad. Aunque eso no significa que todos ellos marquen pauta, aclara otro observador. Según su experiencia, por ejemplo, al menos la mitad de los casi 40 diputados “sólo sigue la línea de lo que establece el resto que tiene más liderazgo al interior del partido. Incluso en materia legislativa, muchas veces votan sin conocer a fondo los proyectos. Obedecen la decisión que toma el partido en el tema que se esté debatiendo”. Entre los senadores “tampoco es muy diferente”, añade. No obstante, está claro que desde que el actual ministro de Economía, Pablo Longueira, optó por un cupo en el gobierno, la hegemonía en la bancada gremialista está en manos del senador Jovino Novoa. Ello, pues su par Hernán Larraín tiene vuelo propio, optando en el último tiempo por posturas personales en debates como el de la reforma tributaria, pero sin aún llegar a votar en contra de la bancada.

LA DEFENSA DEL MODELO

En el partido reconocen que desde que la Alianza llegó al gobierno, en la UDI se han manifestado con mayor nitidez algunas diferencias internas entre doctrinarios y pragmáticos. Sobre todo en aspectos que hasta hace unos años eran inclaudicables, en especial en materia económica. De allí la importancia que se le ha dado a la discusión relacionada con la reforma tributaria.

En este sentido, el primero en marcar una línea distinta fue justamente Longueira. Desde su cartera, hace varios meses se mostró dispuesto a respaldar una reforma tributaria y se cruzó con la posición en contra del senador Novoa, quien refutaba que ese era un elemento que no estaba en el programa de gobierno de Sebastián Piñera y que su partido respaldó. Pero fue inevitable que al interior de las filas gremialistas comenzaran a reubicarse. Los pragmáticos, en un principio, liderados por el titular de Economía y más tarde por Larraín, quien incluso elaboró una propuesta bastante más ambiciosa que la del gobierno. Entre quienes lo siguieron en esta cruzada, con más o menos puntos de coincidencia, según se comenta en el partido, se encuentran los diputados Gonzalo Arenas, Gustavo Hasbún, Felipe Ward, Iván Moreira, Claudia Nogueira y Giovanni Calderón.

Mientras que entre los doctrinarios liderados por Novoa, reacios a cualquier cambio tributario que implique un alza de impuestos —y que ejercieron gran influencia sobre el gobierno para que el ajuste que se tramita en el Congreso sea lo más discreto posible—, se encuentran la mayoría de los senadores, incluida Ena von Baer, quien se ha destacado por defender posturas más duras doctrinariamente hablando, y un grupo de diputados jóvenes de la última camada que llegó al Congreso como Ernesto Silva, Javier Macaya, Arturo Squella y Maria José Hoffmann. Asimismo hay otros más antiguos como el actual presidente de la tienda, Patricio Melero; el secretario general, José Antonio Kast, y Edmundo Eluchans. En la tienda sostienen que en esta misma postura se encuentran los hermanos Villarroel, Gabriel y Carlos, que aunque se esfuerzan por mantener un bajo perfil público, ejercen gran influencia al interior de la colectividad. También se mencionan en esta línea los subsecretarios de Hacienda, Julio Dittborn, y de Minería, Pablo Wagner; la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, y el experto electoral Andrés Tagle.

En este sentido, visto desde las bases del partido, entienden que los primeros años de vuelta a la democracia era comprensible defender el modelo económico y tributario que se implemento durante la dictadura, porque “era necesario y bueno para el país consolidarlo”. Pero se estima que ahora que “el país está camino al desarrollo y hay crecimiento, se puede ser más flexible. Se entiende que hay que evolucionar hacia una postura más pragmática”. Y en esta materia, dice un antiguo militante “en la UDI siempre ha habido dos almas. Una que tiende más hacia la defensa de los intereses del mundo empresarial y otra con una sensibilidad más social. De ahí las diferencias entre Novoa y Longueira”.

LAS REFORMAS POLÍTICAS AGLUTINAN

Igualmente estas diferencias se han ido manifestando en otras áreas, como las valóricas. Y no necesariamente quienes defienden posturas más duras en materia tributaria tienen posiciones similares en este aspecto. Un claro ejemplo de ello es justamente el senador Novoa, quien se ha mostrado siempre más abierto en estos temas. En su momento pidió una campaña más clara en relación al SIDA; criticó a los alcaldes que se negaban de plano a entregar la ‘píldora del día después’ en sus municipios y, en medio del debate de la Ley Antidiscriminación, elaboró un documento en el que planteaba una fórmula para regular las uniones de hecho fueran hetero u homosexuales, en un paso adelante respecto de la postura de la UDI. Aun cuando en el partido señalan que pese a sus posturas personales, finalmente “vota según la decisión adoptada y mayoritaria”. Lo propio ocurre con la ministra Matthei, que es reconocidamente liberal en estos aspectos. Hurgando en el devenir interno del gremialismo resulta que en la tienda también son reconocidos como liberales en materias valóricas figuras como Gabriel Villarroel, Iván Moreira, Julio Dittborn, Edmundo Eluchans, Claudia Nogueira y Giovanni Calderón

En la otra vereda, entre los más conservadores en los temas valóricos estarían la mayoría de los senadores y diputados, entre los que destacan Patricio Melero, Gonzalo Arenas, José Antonio Kast, Felipe Ward —actual jefe de bancada—, Ernesto Silva, María José Hoffmann y Arturo Squella. También el otro hermano Villarroel, Carlos.

Por último, pasados los años desde la fundación del partido, donde más hay homogeneidad de pensamiento, aunque no es total, es en lo relativo a determinadas reformas políticas. Así, en los últimos tiempos el gremialismo ha mostrado mayor apertura, aprobando proyectos como el de la inscripción automática y voto voluntario y por estos días los diputados analizan una serie de otras reformas, como la reelección presidencial. Mas, se siguen mostrando reacios a iniciativas como el voto de los chilenos en el extranjero o, aun más trascendente en el ámbito político, cambios al sistema binominal. Según un diputado en esta materia es donde “todavía existe mayor unidad de pensamiento”. Tanto es así que en la UDI afirman que quienes pueden ser considerados “más blandos” en cuanto a mostrar apertura hacia una eventual modificación al actual mecanismo electoral son sólo el senador Hernán Larraín y el diputado Edmundo Eluchans. Este último incluso elaboró una propuesta sobre el tema que puso a disposición del partido para que sea socializada internamente, conforme se comenta en la tienda. Paralelamente, se dice que los senadores Larraín y Juan Antonio Coloma también estarían elaborando propuestas en el ámbito de las reformas políticas, pero descartan que Coloma esté pensando en modificar el binominal.

En todo caso, lo cierto es que estas diferencias, no provocan graves fracturas internas, explica un parlamentario. Ello, porque a la hora de votar, “es muy difícil que las discrepancias que pueden existir internamente se vean reflejadas en la votación en el Congreso. El debate queda en el partido”. Algo que no deja de tener sentido y que ha quedado plasmado en el Parlamento. Lo que algunos atribuyen a que todavía no se han desarrollado nuevos liderazgos que reemplacen a los fundadores de la tienda en la influencia sobre las nuevas generaciones. Lo que se debería, a juicio de un observador interno, a que “en la UDI aún hay un tema no resuelto y es que si el partido va a virar hacia resolver los problemas de la gente, y ser de verdad popular, o va a seguir defendiendo los intereses del empresariado”. En este contexto, incluso advierte que a eso se debe que Longueira haya comenzado con mucho ímpetu en Economía, pero que finalmente haya ido controlándose. “A Longueira lo frenaron absolutamente. ¡Si ya hace lo menos!”, plantea.

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