miércoles, 7 de noviembre de 2012

COMBATE DE PAMPA GERMANIA O DE AGUA SANTA





6 de noviembre de 1879


Este combate entre las fuerzas chilenas y los aliados es la única en que se enfrentan dos caballerías.
Unidades que participaron:
Escuadrón de Cazadores a Caballo (175)
Oficiales del Estado Mayor (Ramón Dardignac, el teniente coronel y comandante de Ingenieros Arístides Martínez, el mayor de artillería José de la C. Salvo, el capitán Daniel Carvallo y el subteniente Santiago Faz)
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Peruanos (alrededor de 120 hombres)
Húsares de Junín
Húsares de Bolivia
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Muertos chilenos 3
Muertos aliados, se calculan más de 70
PARTE DE VERGARA
Germania: Parte de J. F. Vergara
CUARTEL GENERAL DEL EJÉRCITO DE OPERACIONES DEL NORTE
Campamento del Hospicio, Noviembre 15 de 1879.
Tengo el honor de transmitir a V. S. el parte oficial transmitido a este cuartel general por el señor secretario don José Francisco Vergara, a quien el infrascrito confió, con fecha 4 del presente, la comisión de practicar un reconocimiento hacia el interior del
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lugar en que estábamos acampados, con el objeto de conocer el estado y situación de las fuerzas enemigas que nos rodearan, y de apoderarse, si era posible, de los recursos valiosísimos para el ejército con que cuentan esos puntos, principalmente respecto de la provisión de agua, cuya escasez se hizo sentir con mucho rigor en los primeros días de nuestra ocupación. El mismo señor secretario fue quien indicó la conveniencia de verificar este reconocimiento, ofreciéndose espontáneamente para hacerlo, y a este efecto se puso a sus órdenes la pequeña fuerza de que ha podido disponer para llevarlo a cabo con tan feliz éxito.
Su acierto y esforzado arrojo en el desempeño de esta difícil y riesgosa comisión, ha venido a aumentar los importantes servicios que, desde el principio de la campaña ha prestado con toda inteligencia y abnegación al ejército, y que dan un elocuente testimonio de su desinteresado patriotismo, que ha comprometido altamente la gratitud del Supremo Gobierno y del que suscribe.
El parte es como sigue:
Campamento de Dolores, Noviembre 8 de 1879.
La comisión que V. S. tuvo a bien confiarme, ha quedado desempeñada.
Cinco horas después de haber salido del campamento del Hospicio, el 5 del presente ocupamos la estación de Jazpampa, donde se cortó la comunicación telegráfica con Arica, se recogieron los últimos y recientes mensajes oficiales del enemigo, se tomaron una locomotiva, algunos carros y dos grandes estanques portátiles para agua, y varios cajones con útiles para el telégrafo del Estado.
Después de disponer lo conveniente para la seguridad de nuestra tropa y de haber ocupado la estación nombrada y sus alrededores, con un piquete de Cazadores a las órdenes del capitán de artillería don Delfín Carvallo, continuamos nuestra excursión al interior para apoderarnos de la importantísima estación de Dolores, donde existen las fuentes de excelente agua que proveen a las máquinas del ferrocarril y a casi toda la comarca por donde corre.
A las 2 P. M. ya éramos dueños de este punto, donde encontramos intacta una máquina de vapor para elevar el agua, varios estanques de fierro y una serie de pozos comunicados por galerías y cañones que suministran cuanta agua pueda necesitar nuestro ejército.
Al siguiente día continuamos avanzando para ir a ocupar el campamento que desalojaban las fuerzas perú-bolivianas, picarle su retaguardia e ir a extinguir el fuego que habían puesto a sus acopios de víveres y a los edificios de esa importante salitrera. Después de una marcha penosa, que nos obligó a hacer alto por algunas horas, a las 5 P. M. al llegar al establecimiento denominado Germania, distante dos kilómetros de Agua Santa, que en ese momento era una hoguera, la descubierta anunció enemigo al frente.
Reconocidos éstos, resolvimos atacarlos, después de replegarnos un poco para organizar la tropa, encontrándonos ya bajo los fuegos de las largas carabinas Winchester de que venía armada una parte de esas tropas. Sin esperar mucho se dio
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la voz a la carga, y nuestros denodados cazadores a caballo cayeron como águilas sobre las fuerzas que tenían al frente.
No hubo resistencia para tanto empuje; y media hora después no quedaban sino hechos parciales, que sólo servían para poner en relieve el inquebrantable coraje de nuestros soldados, pero que ya no podían influir en el éxito final, que desde el primer golpe quedó decidido.
Entre estos episodios merece una relación especial en esta parte el que cortó la vida al bravísimo sargento Tapia. Desviado en la persecución del grueso de su fuerza, acompañado solamente del soldado Pedro Castro, se halló al frente de una partida enemiga compuesta de 12 a 15 hombres. Engañado por su traje, que era casi idéntico al de los Cazadores, se aproximó confiadamente a ellos y solo los conoció a muy corta distancia.
Entonces le dijo al soldado que era preciso cargarlos, porque ellos no podían deshonrar su regimiento volviendo la espalda al enemigo, cualquiera que fuese su número.
El soldado le observó que él podía ayudarle poco, porque su caballo estaba ya casi inútil, a lo que Tapia contestó: "Cargaré solo, y tú como puedas apóyame por retaguardia para que no me rodeen". Así lo hizo, y peleó como un león. Después de perder su caballo, siguió batiéndose a pie, hasta caer herido de muerte de un balazo en el pecho; pero no sin haber dejado sin vida a tres de sus adversarios y de haber dado tiempo a que llegaran sus compañeros para concluir con los demás.
Los capitanes Barahona, Parra y varios otros oficiales, seguidos de unos 30 o 40 hombres, continuaron la persecución hacia el sur, y por espacio de tres leguas los espantados fugitivos fueron cayendo al filo de sus espadas. Las pérdidas del enemigo se estiman en 50 a 60 muertos, algunos heridos y unos pocos prisioneros, entre los cuales se cuenta el teniente coronel Chocano y teniente Gómez. El comandante Sepúlveda, que era su jefe, quedó en el campo, así como tres oficiales más.
Nuestros muertos fueron dos soldados y el sargento Tapia, seis heridos de poca gravedad.
En resumen, señor General, esta corta expedición de 175 Cazadores, ha dado a nuestro ejército, en menos de 48 horas, la posesión de 70 kilómetros de ferrocarril, de dos locomotivas, seis grandes estanques para conducir agua, 12 o 15 carros de carga y todas las máquinas y pozos de la parte norte del departamento de Tarapacá. Acuchilló una escogida fuerza de su caballería e hizo resonar la pampa con el galope de nuestros caballos tres leguas más al sur del campamento dejado el día antes por una numerosa división de su ejército.
Estos resultados son fáciles de obtener cuando se mandan tropas como la de Cazadores a caballo que, a un valor que no reconoce peligros, unen una decisión y entusiasmo que no se extingue con los trabajos y privaciones. A esto debe agregarse la inquebrantable energía de sus oficiales, que saben desplegar tanto coraje en el combate como perseverancia y voluntad para luchar con la inclemencia de estas regiones. Los capitanes Barahona y Parra, el teniente Calderón y los subtenientes Urzúa, Lara, Souper, Astorga, Quezada, Urrutia y Alvarado, merecen ser recomendados especialmente, como lo hago aquí.

Para concluir, debo hacer presente a V. S. que he sido auxiliado eficazmente por el ayudante de campo don Ramón Dardignac, por el activo e inteligente sargento mayor de artillería don José de la Cruz Salvo, y muy especialmente por el teniente coronel de ingenieros don Arístides Martínez. A este distinguido jefe confié la dirección militar de esta expedición, y es grato para mí poder decir a V. S. que el ejército tiene en él un espíritu ilustrado, unido a un juicio discreto, con un ánimo tan sereno como emprendedor.
Al segundo día de mi salida del campamento de Pisagua, regresé a ese Cuartel General, habiendo dejado la tropa que me había sido confiada a las órdenes de sus inmediatos jefes, que encontré ya en la pampa de Dolores.
Dios guarde a V. S.
J. F. VERGARA
Nuestro ejército ha aprovechado ya las ventajas de esta avanzada, pues una considerable división está acampada en la línea comprendida de Dolores a Agua Santa, teniendo abundante provisión de agua, y la de víveres puede hacerse con alguna comodidad en los trenes tomados al enemigo, los que en sus viajes de vuelta surten de agua la división que se encuentra en este campamento. Esta distribución de fuerzas ha facilitado las operaciones ulteriores del ejército, de que pronto espero dar cuenta a V. S.
Dios guarde a V. S.
Al señor Ministro de la Guerra.
Germania: Parte de Manuel Barahona
PRIMER ESCUADRÓN DEL REGIMIENTO DE CAZADORES A CABALLO
Campamento de San Francisco, noviembre 8 de 1879.
Señor Comandante:
El escuadrón de mi mando, a las órdenes del Secretario General, teniente coronel señor José Francisco Vergara, recibió órdenes el jueves 6 del presente para continuar el reconocimiento de la línea férrea y oficinas contiguas hasta la estación de Agua Santa, en cuyo punto termina, con encargo especial de apoderarnos del resto del material rodante que quedase en ella, como asimismo tomarle al enemigo un depósito de forraje y víveres que se nos dijo había en aquel punto.
A las 4 P.M., la descubierta compuesta de 24 hombres al mando del alférez señor Gonzalo G. Lara, avistó al enemigo en el lugar denominado Germania, a un kilómetro de distancia de Agua Santa. Reconocido que fue, tuvimos a la vista un escuadrón montado, el que desplegándose en guerrilla y protegiendo su espalda con algunos cerrillos, nos hizo un nutrido fuego de carabina, ocupando un frente considerable. La descubierta sostuvo el fuego hasta que el resto del escuadrón pudo formar en batalla,
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operación que demoró algunos minutos a causa de que no pudiendo marchar sino por la línea férrea por cortar ésta una pampa de caliche, íbamos por hileras. Dada la orden de atacar, cargamos al enemigo a sable, logrando desorganizarlo en el primer encuentro.
El enemigo emprendió la retirada fraccionándose en dos partidas que tomaron a derecha e izquierda de sus posiciones. Perseguidos hasta unos siete kilómetros por este lado y como hasta dos por el otro, conseguimos dejar en el campo al comandante del escuadrón, teniente coronel José Ventura Sepúlveda, cuatro oficiales y como a setenta individuos de tropa; tomamos prisionero al comandante militar de Agua Santa, un teniente y seis individuos de tropa. Además, hemos tomado al enemigo un lujoso estandarte con las armas del Perú, varias carabinas Remington, rifles Winchester, municiones, sables, monturas y caballos.
Por nuestra parte, tengo el sentimiento de comunicar a Ud. que hemos perdido al sargento 2º de la 1ª del 1º, Francisco Tapia y a los soldados de la 2ª del 1º, Froilán Benítez y Juan de Dios Piñeiro, los cuales han caído peleando bizarramente, y en especial el sargento que, siendo rodeado por cuatro enemigos, se defendió valerosamente hasta que el soldado Pedro Castro pudo ir en su auxilio y entre ambos concluir con ellos, quedando Tapia mortalmente herido y muertos los dos caballos que montaban.
También tengo el sentimiento de comunicarle que han resultado heridos de bala y sable el alférez don Gonzalo G. Lara, levemente, un cabo y seis soldados, los que han sido asistidos convenientemente, y por ahora no tenemos a ninguno en estado grave.
Sobre el comportamiento en el combate de los señores oficiales y tropa de mi mando, no tengo lugar a hacer recomendación especial, pues todos han cumplido con su deber.
Según datos suministrados por los oficiales prisioneros el escuadrón enemigo era compuesto de oficiales y tropa del regimiento Húsares de Junín y del Húsares de Bolivia.
Pongo a su disposición el estandarte tomado al enemigo, para que Ud. se sirva disponer de él como lo estime conveniente.
En las relaciones que incluyo figuran los nombres de los oficiales de este escuadrón que se han encontrado en el ataque, los de los heridos y los de los oficiales muertos y prisioneros.
Dios guarde a Ud.
MANUEL R. BARAHONA
Al señor Comandante del Regimiento de Cazadores a Caballo.
OFICIALES QUE ENTRAMOS EN EL ATAQUE
Capitán, don Manuel R. Barahona.
Id., don Sofanor Parra
Teniente, don Juvenal Calderón.
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Alférez, don Gonzalo G. Lara.
Id., don Juan de Dios Quezada.
Id., don Carlos F. Souper.
Id., don Ignacio Urrutia.
Id., don Juan Manuel Astorga.
Aspirante, don Álvaro Alvarado.
MUERTOS DE NUESTRA PARTE
Sargento 2º, Francisco Tapia.
Soldado, Juan de Dios Piñeiro.
Id., Froilán Benítez.
HERIDOS DE NUESTRA PARTE
Alférez, don Gonzalo G. Lara, de bala en el muslo izquierdo.
Cabo 2º, Calisto Astudillo, de bala en el hombro izquierdo.
Soldado, Carlos Gutiérrez, de bala en la pantorrilla izquierda.
Id., Manuel Muñoz, de bala en el brazo izquierdo.
Id., Olegario Muñoz, de bala en la cabeza.
Id., Raimundo Guzmán, de sable en la cabeza.
ENEMIGOS MUERTOS
Peruanos del regimiento Húsares de Junín.
Teniente coronel comandante, don José V. Sepúlveda.
Teniente, don N. del Mazo.
Id., don José Soza.
Id., don Carlos Masias.
Boliviano del regimiento Húsares de Bolivia.
Capitán, don Manuel María Soto.
PRISIONEROS TOMADOS
Peruanos:
Teniente coronel, don Ricardo Chocano, comandante militar de Agua Santa.
Cabo 1º, Emilio Cano, regimiento Húsares de Junín.
Soldado, Nicolás Inchaí, gendarme.
Daniel Astorga, paisano.
Bolivianos:
Teniente, don Emilio Gómez, Húsares de Bolivia.
Sargento 2º, Ignacio Álvarez, id. id.
Cabo 2º, Miguel Tean, id. id.
Soldado, José Avilés,

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