lunes, 10 de diciembre de 2012

DEL BLOG DE HERMÓGENES






lunes, 10 de diciembre de 2012

Chile Invertebrado

A nadie que lea este blog con alguna frecuencia se le puede ocultar que tengo una bastante precaria opinión de los chilenos. Los que aprecio individualmente son, en realidad, muy pocos. A la masa mayoritaria de mis compatriotias no le tengo aprecio, por decirlo de una manera respetuosa. Lo cual se me hizo manifiesto, una vez más, cuando vi la semana pasada que el Ejército condecoró al ex Presidente Aylwin. Y en medio de general benelácito.

¿Cómo un país así tuvo un arresto de coraje para librarse del marxismo-leninismo en 1973 y perseverar durante 17 años en construir lo que tenemos hoy? Porque, supongo, nadie va a negar que el verdadero "cambio de chip" (para mejor) se produjo entre 1973 y 1990; y que es un verdadero milagro que todavía las mayorías no lo hayan echado todo a perder.

Me vi reafirmado en esas convicciones cuando vi las fotografías del homenaje del Ejército al ex Presidente Aylwin, el preciso personaje que, primero, lo convocó a usar sus medios para derrotar a los veinte mil extremistas armados que se aprestaban a dar el golpe totalitario; y el mismo que, después, lo puso en la picota pública por ello y ha cohonestado hasta hoy la condena ilegal de numerosos de los soldados que derrotaron al extremismo.

¡Qué cosa más increíble! ¡Condecoran al propio tipo que los traicionó!

No se había visto algo más patético desde el "Nunca Más" del general Cheyre, en que hizo cargar a su institución con todas las culpas nacionales por hechos del pasado.

Es que este país está tan invertebrado que el otro día, en una entrevista, un candidato de derecha, Andrés Allamand, declaró que el político que más admira es ¡Patricio Aylwin! ¿Cuántas puñaladas por la espalda hay que asestar en Chile para que a uno lo admire la derecha?

Mientras tanto, solitaria y casi clandestinamente (no por su voluntad) un marino (r) y abogado, Adolfo Paul Latorre, prepara un "Manifiesto Ante el Desvarío" y lo somete a personas que piensan como él, es decir, a la pequeña minoría del Chile vertebrado. Es un documento extenso. Si uno lee con atención las barbaridades nacionales que denuncia, lo único que puede experimentar es vergüenza de ser chileno.

Embargado de ese sentimiento, pues, cierro este comentario.
Publicado por Hermógenes Pérez de Arce

viernes, 7 de diciembre de 2012

Trucos de la Costa Oeste de Sudamérica

Cuando yo era joven, cosa que tenía lugar hace, lamentablemente, mucho tiempo, me cupo en suerte viajar en el vapor "Pizarro" de la Pacific Steam Navigation Company (PSNC, sigla que se hallaba inscrita en diferentes dependencias del barco y que hizo pronosticar a un pasajero, cuando subía a bordo, que ello quería decir "Pocas Serán Nuestras Comidas"; pero el capitán inglés lo oyó y lo rectificó inmediatamente, precisándole que la sigla significaba "Peor Seria No Comer").

En las puertas de fina madera de los amplios camarotes del barco había una plancheta que tenía la siguiente lectura en inglés: "En la costa oeste de América del Sur se recomienda mantener siempre el camarote con llave, porque hay frecuentes robos".

Me llamó mucho la atención, porque quería decir que en las otras costas que recorría el "Pizarro" esos robos no tenían lugar. Algo avergonzado y ofendido, pero no sorprendido, manejé siempre el camarote con llave.

Pues, en efecto, por estas costas solemos observar conductas indeseables o, como se dice ahora, "impresentables". En el juicio de La Haya, por suerte, hasta ahora los chilenos no hemos sido sorprendidos en ninguna. Los peruanos, en cambio, sí: de hecho, han sido pillados con "las manos en la masa". Pues, para ocultar la circunstancia evidente de que siempre aceptaron oficialmente, y de manera explícita, el paralelo frente a Arica como límite marítimo consolidado entre ambos países, han hecho trampa y han sido sorprendidos de manera flagrante. Así puede comprobarse en "El Mercurio" de hoy, página C10.

Pues un investigador chileno, enviado a Lima para encontrar testimonios peruanos que avalaran la tesis de que ese país aceptó expresamente el paralelo como frontera marítima, pidió en el Congreso de Lima el acta de una sesión de 1955 en que el diputado Juan Manuel Peña Prado, de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, había reconocido que los objetivos de los acuerdos de 1952 y 1954 incluyeron, textual, "el establecimiento de fronteras marítimas entre los estados signatarios".

Pero en el Congreso peruano le informaron al chileno que "las actas del período 1947-1955 estaban perdidas". Es decir, en un procedimiento propio de la costa oeste de América del Sur, para poder hacer la trampa el Perú se había preocupado de borrar, creía, todas las huellas que lo pudieran delatar. Pero, claro, se olvidaron de algunas, porque el investigador chileno encontró que el diario "La Crónica" de Lima del 7 de mayo de 1955 había publicado íntegro el discurso de Peña Prado. Y, así, éste pudo presentarse en La Haya.

La réplica peruana, en tanto, contando con la seguridad de que se había borrado todas las huellas, aseguró que "el reporte del Congreso no contiene referencias de límites marítimos". Lástima que entre los diarios de sesiones "extraviados" había habido uno publicado in extenso en un diario. Fue como en esas fotos del "apparatchik" de la Unión Soviética en que se borraban los rostros de los caídos en desgracia, maniobra que a veces quedaba en ridículo cuando aparecían otros ejemplares de las mismas fotos que no habían sido previsoramente "trucados".

Por suerte, hasta ahora, a los chilenos no nos han sorprendido haciendo ninguna trampa semejante, del estilo de la costa oeste de Sudamérica. Pero como formamos parte de este territorio geográfico de tan poco prestigio, todavía no rasguemos vestiduras. Aprovechemos, en todo caso, esta transitoria imagen de "gente seria", que proyectamos por contraste con la burda jugada peruana, para adoptar una pose de estudiada dignidad, aunque no estemos muy seguros de que podamos mantenerla incólume hasta el final.

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