martes, 26 de marzo de 2013

EVENTUAL DEMANDA DE BOLIVIA


Martes 26 de marzo de 2013


Eventual demanda de Bolivia
Editorial diario El mercurio

La demanda boliviana es una maniobra política, que requiere tanto de defensa jurídica como de un persistente y adecuado programa comunicacional interno e internacional...

El Presidente Evo Morales formuló un nuevo anuncio relativo a la eventual demanda internacional sobre salida soberana al mar de Bolivia, cargado de infundios y agravios contra Chile y su gobierno. Lo hizo con ocasión del Día del Mar boliviano, como ha sido habitual desde hace dos años. No sería la primera vez que Bolivia demande a Chile en foros internacionales en torno a la validez del Tratado de 1904, que restableció la paz, fijó los límites y concedió a Bolivia especiales facilidades para comercio y libre tránsito, y le otorgó onerosas prestaciones monetarias. Hace más de 90 años demandó frustradamente en la Sociedad de las Naciones, que rechazó revisar los límites convenidos y los términos de ese tratado.



Esta vez persiste la improvisación boliviana, como lo demuestra la imprecisión sobre foro, contenido, fundamentos jurídicos, alcances y agentes del libelo. Cabe anticipar que la demanda invoque la extraña teoría de los "derechos expectaticios" sobre territorios chilenos. Tal fundamento, sin precedentes ni fundamentos en el derecho internacional, ha sido mencionado repetidamente con ese propósito por autoridades bolivianas, y provendría de eventuales compromisos incumplidos de Chile. Confirma esta línea de acción el retiro de la reserva del Pacto de Bogotá, que impide la revisión de cualquier tratado anterior a 1948.



De algunos pasajes del anuncio presidencial se podría desprender que se insistirá también en supuestos incumplimientos por la parte chilena de ese convenio y en la victimización de Bolivia por la ausencia de salida soberana al mar, y no por su caótica gestión y fallida institucionalidad. Bolivia, cuyo territorio excede ampliamente al nacional, poseedor de valiosos recursos naturales -como ningún otro país entre las decenas de naciones sin acceso soberano al mar, muchas de reconocida prosperidad-, goza de únicas y crecientes preferencias comerciales y de tránsito, concedidas por Chile, unilateralmente y sin compensación ni retribución.



El anuncio del litigio era previsible, dadas las disposiciones constitucionales de Bolivia y el interés del Presidente Morales por reelegirse. Una ley reciente permite obviar, por vía de la demanda internacional, los imperativos constitucionales -nunca bien aclarados- que habrían obligado a la denuncia unilateral por Bolivia del tratado de límites de 1904 o a una negociación territorial antes de fin de año. A la vez, se aproximan las elecciones presidenciales previstas para 2014, en las cuales Morales tendrá que sortear su declinante popularidad y las disposiciones que le impiden reelegirse por tercera vez.



Con firmeza, unidad y tranquilidad han reaccionado el gobierno chileno, sus aliados y opositores políticos. Sin responder a los insultos ni a las aberrantes afirmaciones del Jefe de Estado boliviano, políticos de todos los sectores (con excepción de algunos dirigentes comunistas), la Cancillería y los juristas chilenos han rechazado los términos y pretensiones del Presidente Morales, reiterado que los límites entre Chile y Bolivia están clara y definitivamente fijados por el Tratado de Paz de 1904, ratificado la plena validez y cumplimiento del mismo, e insistido en la permanente disposición chilena al diálogo bilateral para buscar fórmulas útiles de integración, cooperación y libre tránsito.



La contumacia y desorganización boliviana de recurrir al conflicto judicial no favorecen al diálogo ni a sus propios intereses. Por el contrario, la muy probable sentencia judicial contraria a su demanda en ningún caso podría afectar la vigencia del Tratado de 1904, y dilatará el indispensable diálogo y le resultaría contraproducente, al ratificar por esta vía los derechos soberanos de Chile sobre esos territorios.



La Cancillería, previendo diferentes escenarios, hace tiempo viene preparando la defensa de la soberanía chilena que pretende disputar Bolivia. Chile cuenta con una amplia mayoría ciudadana defensora de los derechos territoriales provenientes de sólidos fundamentos jurídicos de un tratado más que centenario, firmado más de dos décadas tras la solución del conflicto. Además, dispone de un equipo debidamente preparado y con experiencia en estas controversias.



Entretanto, no se han confirmado los anuncios de solidaridad internacional mencionados por el Presidente Morales, salvo de Cuba.



A todas luces la demanda boliviana es una maniobra política, y como tal requiere tanto de defensa jurídica como de un persistente y adecuado programa comunicacional interno e internacional. Y, en fin, cabe tomar medidas cautelares ante probables provocaciones fronterizas y verbales que caracterizan al gobierno de Evo Morales.



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