lunes, 10 de junio de 2013

EN 1973, LOS CHILENOS PEDÍAMOS MANO DURA CONTRA EL TERRORISMO MARXISTA



Escribe don Daniel Prieto Vial


Muy buena la carta del General Fernando Cordero. Debemos
felicitarlo y agradecerle su gestión. Solo estoy en desacuerdo
cuando señala que considera difícil aplicar la Amnistía y la
Prescripción - en las actuales condiciones políticas-, ya que lo
que se debe exigir SIEMPRE es que se cumpla la Ley, TODA LA
LEY.
Eso incluye la excarcelación de TODOS los presos políticos
militares, cualesquiera sean sus condenas. Simplemente
porque la Amnistía existe y la Prescripción también.
No hacerlo es aceptar que se siga violando la Ley, también es
violar los "derechos humanos"
Ellos son seres humanos y tienen derechos, en eso consisten
los "derechos humanos"-, y por último, si todos los terroristas
están amnistiados y, además indemnizados - con
escandalosos montos -, entonces debemos hacer lo mismo
con todos aquellos a quienes el Estado les ordenó y exigió
combatir a los terroristas, a los grupos armados y a quienes
los apoyaban.
Ellos también debieran ser amnistiados, luego indemnizados, y
esto último en forma multiplicada -si se tiene en cuenta todo el
atraso histórico para concretarlo-, en que el Estado y todos los
gobiernos son co-responsables.
No sé si se cometieron o no excesos. En lo personal -y en mi
idealismo e ingenuidad juvenil de entonces-, también me
preocupaba mucho que no se cometieran excesos. Pero claro,
yo no estaba ahí. Yo no arriesgaba mi vida, no tenía
compañeros heridos o asesinados.
Entonces ¿qué derecho tengo a opinar sobre un drama que
solo ellos -los que combatían al terrorismo-, vivían?
No sé si se les pasó la mano o ello era indispensable para
imponerse.
Quizás una acción más tímida y cuidadosa nos hubiera llevado
a tener otras FARC en Chile y nuestro país nunca hubiera
controlado el orden y nunca hubiera tenido el progreso y la
vuelta a la democracia que tuvo.
Quizás las acusaciones contra los grupos antiterroristas son
solo una campaña de propaganda, bien orquestada por toda la
izquierda nacional y mundial, durante décadas, para instalarlo
en el inconsciente colectivo de los chilenos y de los
ciudadanos del mundo.
Lo que sí se es que fue la izquierda pro soviética la que planteó
una lucha sin cuartel contra la institucionalidad chilena y
contra todos quienes queríamos una patria libre.
Si no se le detenía, hubiéramos caído en lo que cayeron todos
los regímenes comunistas en el siglo XX -asesinatos masivos,
control por el estómago con tarjetas de racionamiento,
delación en cada ciudad, campo o barrio para controlar a
todos, cortinas de hierro para que nadie salga del país sin el
permiso del PC, de por vida, un régimen tiránico cada vez más
extremo, y en suma, la violación de los derechos humanos en
gran escala.
Eso incluía también -y se nos olvida recordarlo-, purgas entre
los propios partidarios del régimen que, como en todos los
casos de la historia del comunismo, se empiezan a matar unos
a otros dentro del propio PC y sus grupos afines.
La guerra irregular contra el terrorismo y contra quienes los
apoyan, es una guerra difícil, traidora, muy irregular, siniestra,
muy rápida, donde los procedimientos judiciales son siempre
muy sobrepasados, no hay tiempo.
Solo cabe actuar, ser efectivos e imponerse -como lo fueron en
Chile. Claro que la gran mayoría de la población puede no
comprenderlo, porque es demasiado ajeno a su vida normal y
rutinaria. Sin embargo entonces las grandes mayorías exigían
mano dura. La población no comprenderá el drama de quienes
luchan contra el terrorismo pero se lo imagina.
Por eso ningún país desarrollado se juzga jamás a sus jefes de
inteligencia, contra inteligencia, a los grupos anti-terroristas y
a las fuerzas armadas que deben proveerlos.
Al contrario, en EEUU y Europa -que tanto les gustaba
criticarnos-, ahora que han enfrentado emergencias terroristas
equivalentes, sus fuerzas secretas, especiales y también
regulares, son protegidos, condecorados y los que tienen
éxito, promovidos a los más altos puestos.
Si realmente queremos mejorar las técnicas antiterroristas,
minimizando el daño humano de le represión, busquemos
fórmulas perfeccionadas ahora, revisando alternativas, viendo
lo más eficiente, lo más humano, en tiempos de paz (paz
relativa si se consideran los bombazos y la subversión
terrorista en la Araucanía, aunque sea artificial y ajena a la gran
mayoría de los mapuches).
No le pidamos a los grupos anti-terroristas que perfeccionen
sus métodos cuanto están en medio de una emergencia,
presionados por la ciudadanía -de entonces-, y por el gobierno.
Ellos en gran medidas debían moverse rápido, actuar como
pudieran y hacerlo de la forma más profesional posible, pero
dentro de la ansiedad general.
Entonces -repito-, la ciudadanía exigía mano dura.
Ahora, que son otras generaciones, que no sienten el temor y
la incertidumbre de entonces, usan el slogan de los derechos
humanos, sin comprender el verdadero dilema que entonces se
enfrentaba.
Por eso debemos EXIGIR sin dudas, la AMNISTÍA TOTAL y la
PRESCRIPCIÓN TOTAL.
Yo llevaría el tema a la propia comisión Interamericana de
DERECHOS HUMANOS, y en esta materia estaría siempre a la
OFENSIVA, jamás a la DEFENSIVA.
Sin dudas y sin cuartel. Porque tenemos la razón y el derecho.
Y si no se aplica la LEY entonces SON ELLOS los que VIOLAN
los DERECHOS HUMANOS. No nos olvidemos que los presos
políticos militares son seres humanos y tienen derechos.

CHILE INFORMA EDICIÓN Nº 1.329

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